Tras escribir la semana pasada sobre cómo desarrollar el liderazgo de nuestros hijos, con cuatro recomendaciones prácticas, en esta entrada comparto otras cuatro para concretar las ocho prometidas.

- Diles No. Consentir en demasía a nuestros hijos es el modo seguro de limitar su potencial de desarrollo como líderes. Para tener éxito como líder uno debe aprender a tener paciencia para recibir la gratificación, de modo que esta llegue tras un trabajo serio. Nada que valga la pena se consigue sin esfuerzo. Así lo aprendí durante mi juventud sobre todo jugando a baloncesto y a finales de los 80 en mi facultad de psicología cuando descubrí los interesantes experimentos que el profesor Walter Mischel realizó en los años 60 en Berkeley y que son conocidos como el ‘test de la golosina’.Nuestros hijos deben aprender a ponerse objetivos y a disfrutar de los pasos que deben ir dando para llegar a conseguirlos. Cuando les decimos que no, es cierto que les frustramos momentáneamente, pero es algo que superan con facilidad. Lo que les costará mucho más superar es el haber sido consentidos y mimados en exceso.
- Deja que tus hijos resuelvan sus problemas. Ser líder significa hacerte responsable de todo lo que te ocurre en la vida. Cuando uno tiene la capacidad para elegir su curso de acción también debe hacerse responsable del impacto, también del no deseado, que ese curso de acción pueda crear. Si los padres constantemente resuelven las dificultades de sus hijos, les sacan las castañas del fuego, estos nunca desarrollaran la capacidad crítica para responder con determinación a las dificultades de la vida.Ese es el mensaje principal de la fábula sobre la mariposa que no pudo ser que escribí aquí hace ya cinco años, y que es muy recomendable compartir con nuestros hijos para que vean por qué es importantes no hacerles los deberes del colegio o resolverles todas sus dificultades.Los chicos que siempre tienen a alguien que les viene a rescatar de cualquier entuerto y que se encarga de arreglar las cosas, después cuando sean adultos también esperarán a que alguien les resuelva sus dificultades. Y si no lo encuentran se victimizarán. Los líderes actúan. Toman la responsabilidad ante cualquier circunstancia por adversa que sea, y rinden cuentas de su comportamiento. Asegúrate de que tus hijos, desde bien pequeños, también lo hacen.
- Da ejemplo. Los líderes auténticos son personas transparentes, honestas consigo mismas y congruentes. No son perfectas, pero se ganan el respeto de los demás comportándose de modo alineado con aquello que predican. Tus hijos no harán lo que les digas que hagan sino aquello que tú mismo les muestres con tu comportamiento. Habla menos sobre cómo quieres que sean y compórtate más de acuerdo con ello. Y no solo ante ellos sino también cuando ellos no estén presentes.Cuando ellos vean en ti a alguien que exhibe congruencia entre lo que dice y lo que hace, que es honesto con los demás y consigo mismo, ellos lo interiorizarán y durante toda su vida aspirarán a hacer lo mismo.
- Muéstrate humano, vulnerable. Son muchos los padres que por inseguridad propia o porque quieren dar ejemplo de virtud a sus hijos les esconden sus errores, sus debilidades, sus dudas y contradicciones. No importan cuán imperfecto seas seguirás siendo un héroe para ellos y un modelo que quedará grabado en su cerebro para el futuro.Así que no escondas tus errores y limitaciones. Cuando las escondes y no te muestras vulnerable harás que tus hijos desarrollen un intenso sentimiento de culpabilidad por cada fallo que cometan, por cada duda o dificultad que experimenten. Y eso aunque luego, cuando sean más mayores, sean capaces de ver tus limitaciones. El daño ya estará hecho en ellos y quedará internalizado durante mucho tiempo, quizá durante toda su vida.Para desarrollarles como líderes nuestros hijos necesitan saber que aquellos a los que tienen como modelos no son infalibles. Los líderes son capaces de digerir sus errores y carencias, aprendiendo de estos, y gracias a ello convertirse en mejores personas, a la vez que más compasivas. Y los niños son incapaces de aprender esto si están llenos de culpa.
Nos necesitan a nosotros, sus padres, como modelos de seres humanos reales, vulnerables, para aprender cómo procesar sus errores y aprender de ellos. Cuando eres capaz de mostrarles cómo tú has hecho esto en el pasado, les estás enseñando a que lo hagan ellos en el futuro. Así de sencillo.
En definitiva podemos y debemos modelar a nuestros hijos para que se conviertan en los mejores líderes posibles. Líderes que se lideran a sí mismos en la vida y que puedan inspirar a otros, y sin duda a sus propios hijos, nuestros nietos, a hacer lo mismo. Pocas cosas en esta vida tienen más valor que el tiempo y esfuerzo dedicado a este empeño.
Cuídate, P.
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Buenos dias, vivimos enmarcados en modelos conductales sociales definidos por etiquetas, roles…. , una frase que me viene a la memoria tras esta lectura espero no destrozarla rezaba «Que no era buen sintoma estar bien adaptado a una sociedad enferma», quizas deberiamos de cuestionar si todos los modelos que nos han conducido hasta este punto son adecuados, » Ser uno en cambio que desea en el mundo seria mas sencillo si comenzamos a cambiar los modelos conductales que tenemos como referencia», crear o modelar algo significa cambiar su naturaleza innata y por tanto estamos generando algo artificial que tarde o temprano mutará. Generar espacios para el desarrollo natural innato del potencial de nuestros hijos, es bajo mi punto de vista la manera natural de que esta sociedad pueda tener un futuro, lei hace tiempo una frase que me hizo reflexionar, venia a decir que el mundo no necesita mas gente de exitosa o brillante precisamos recuperar la humanidad perdida, tus post son tan buenas semillas gracias Pablo. Abrazo.