Hace unas semanas, en sesión de coaching ejecutivo con un directivo con el que llevo varios meses trabajando, este compartía conmigo cómo empezaba a tener más claridad sobre su propósito. Tras mucho tiempo bloqueado, sin energía, sin la determinación y empuje que él anhela y sabe que tiene, empieza a conectar con lo realmente importante para él, con su contribución única y con aquello que le da energía y le hace ganar confianza en sí mismo.
Una de las tareas fundamentales de una vida liderada creativamente es distinguir, identificar el propósito de nuestra existencia. La mente creativa se orienta hacia el propósito que se manifiesta a través de nosotros. Los grandes líderes se comprometen con lo que les importa realmente y lo crean.
En su clásico libro On becoming a leader, Warren Bennis escribe: “Los líderes se hacen, no nacen, y se hacen más a sí mismos que por circunstancias externas. Ningún líder elige ser líder per se, sino que elige expresarse libre y completamente. Convertirte en líder es sinónimo de convertirte en ti mismo. Es así de simple, y también así de difícil. Primero y ante todo, descubre quién eres, y sé eso.”
El liderazgo creativo emana de la búsqueda del propósito, de distinguir y definir uno personal que merezca nuestro compromiso más profundo. Esta es un práctica que debemos desarrollar durante toda nuestra existencia. El propósito es perseguir el anhelo de lo que nuestra alma más desea en esta vida. Y siempre brota desde el interior, aunque pueda estar estimulado por lo que nos ocurre fuera. No es algo que tengamos que inventar. Nos encuentra, si mostramos atención. Uno de los objetivos principales de nuestra existencia es dejarlo vivir en nosotros.
Es como seguir a una presa por el bosque o la montaña si vas de caza. La presa deja señales para seguirla y acecharla, si sabes cómo leerlas. Identificar el propósito requiere prestar atención al camino, al presente, a las pistas sutiles que la vida nos va dejando. La vida nos interpela desde hace mucho tiempo con lo que es realmente importante. Ha ido dejando sus señales. Depende de nosotros el tener la valentía y la disciplina de prestar atención.
Esta práctica va de aprender a confiar en esos momentos de claridad cuando el propósito se manifiesta y habla. Existimos como seres complejos, multidimensionales, hechos de diferentes partes. Debemos desarrollar la capacidad de conversar, de escuchar a nuestras partes más profundas, auténticas y sabias que saben cuál es nuestra misión, nuestra contribución más generosa. La vida revela nuestro propósito cuando nos sentimos más vivos, más apasionados, más entusiasmados, cuando las cosas nos aportan sentido y nos sentimos más vivos y plenos.
Nos sentimos más vivos porque el alma muestra lo que somos y lo que nos importa realmente, mostrando la dirección de nuestras aspiraciones más elevadas. Aprender a conectar con esos momentos es practicar el distinguir e identificar nuestro propósito.
La vida también nos interpela en momentos más sombríos, más complicados y menos animados, donde las cosas no fluyen, salen mal y nos sentimos cansados, abatidos y hasta destrozados. La vida nos muestra así, lo que más nos falta, lo que echamos de menos o anhelamos.
Cuando analizamos esos momentos en los que nos sentimos mal, menos vivos, podemos extraer los temas, patrones y pistas que ayudan a forjar nuestro propósito. Prestar atención a esas claves, permitir que nos muestren el camino hacia nuestros anhelos más auténticos, y clarificar cuáles de esos anhelos son cruciales para nosotros, para ir a por ellos con determinación, es un trabajo crítico a realizar por cada ser humano.
En nuestro trabajo con altos directivos y sus equipos, les ayudamos a hacer este proceso de indagar sobre su identidad, sobre su esencia y sobre la dirección en la que desean enfocarse. Al hacerlo, al perseguir nuestros anhelos más inspirados, navegamos la corriente ascendente hacia el liderazgo creativo. Es muy difícil comprometerse de verdad con planes de acción concretos si antes no se hace este proceso, que suele ser primero individual y luego también de equipo.
El propósito no va solo de plenitud y disfrute. Va, sobre todo, de contribuir y servir. Así Albert Schwitzer, premio Nobel de la Paz, dijo una vez a un grupo de estudiantes universitarios: “No sé cuál será vuestro destino en la vida, pero sí se algo sobre él: solo aquellos de vosotros que busquen y encuentren cómo servir a otros serán realmente felices.”
Nuestro propósito es aquello que nos proporciona satisfacción y plenitud, pero también aquello que el mundo necesita con más desesperación. Nacemos y vivimos dentro de un conjunto de circunstancias: familia, cultura, organizaciones, sociedad… Y estas circunstancias no son un accidente. Nuestro propósito está conectado a las necesidades de aquellos que nos rodean, de las organizaciones, de la sociedad y del mundo en el que vivimos y trabajamos.
En cada uno de nosotros hay una intersección entre nuestros anhelos, entre lo que nos apasiona, nuestros talentos y algo que el mundo necesita, una contribución que solo nosotros podemos hacer. Cuando encuentras esa intersección consigues vivir en propósito.
Viktor Frankl re-conectó con su propósito estando prisionero en los campos de concentración nazis. Pudo confirmar allí que aquellos que tenían un propósito para vivir, algo que les trasciende, tenían una probabilidad de supervivencia mayor, mostraban mayor resistencia y tenacidad. Y allí confirmó también el sentido de su vida.
Frankl perdió a su esposa embarazada de su primer hijo, perdió a sus padres; pero se comprometió a fundar y desarrollar la Logoterapia. Tras ser liberado en 1945 escribió su bestsellerEl hombre en busca de sentido. En él escribió: “Cada uno tiene su propia vocación o misión en la vida. Esta es única y específica en cuanto que es uno y solo uno quien ha de encontrarla y llevarla a cabo.”
Cada uno de nosotros debe encontrar su contribución inevitable, ese trabajo que vino a hacer en este mundo.
Cuídate, P.
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7 Comments
Gracias como siempre por tus inspiradoras reflexiones. En este caso que mencionas veo claramente el papel de lider en tu mujer, y el tuyo como liderado, con tus miedos y dudas pero dándole la oportunidad de liderar y confiando en ella. De poco sirve ser un buen lider si no tienes gente que confía en tu liderazgo y viceversa. He tenido muchas experiencias en este sentido y gracias a momentos de liderazgo de mi mujer, hoy soy mucho más feliz que antes.
Lo de vivir más lejos de la vorágine es aún un reto que tenemos que resolver….
Un abrazo,
Gracias. Miguel. ¡Qué haríamos sin el liderazgo de nuestras compañeras! 😉 Lo otro, paso a paso.
Muy estimulante (thought-provoking) Pablo, me encanta la metáfora de la caza – hay que ser tan presente en cada momento para ir descubriendo e interpretando las señales.
Gracias, Roxane.
Muy bien el artículo buscaré mi propósito
Pablo, fantásticas reflexiones.
Tenía reservada la entrada para leerla tranquilamente y ha merecido la pena.
Me parece que apelar a que la gente encuentre su propósito desde el servicio (a los demás, al mundo que nos rodea,…), no solamente es irremediable, por el animal social y espiritual que somos , sino absolutamente necesario, dado el estado de muchas cosas y que requieren de la colaboracion de TODOS (quien tenga dudas que eche un vistazo a la intriducción de este report: https://consensusforaction.stanford.edu/see-scientific-consensus/consensus_english.pdf; otras afortunadamente van a mejor!: https://verne.elpais.com/verne/2018/01/23/articulo/1516705169_487110.html)
Gracias por ser una referencia, y un facilitador, para que un liderazgo más consciente y compasivo sea posible.
Gracias a ti, Alex. Me alegra saber de ti. Abrazo, P.