Estuve la semana pasada en Bernreid, Alemania, en el encuentro anual de la International Systemic Constellations Association (ISCA). Es un encuentro de facilitadores de constelaciones donde comparten sus líneas de trabajo en esta aun incipiente disciplina de trabajo que tiene una potencia enorme en el desarrollo humano.
Éramos más de 100 personas de 27 países trabajando durante 7 días en las relaciones humanas, el amor, el alma y el ser humano. Es increíble la potencia de esta herramienta de trabajo para cualquier proceso de ayuda a una persona, sea en el contexto familiar u organizacional, sea desde un enfoque terapéutico, de consultoría o coaching. Me gustó mucho cuando Stephan Hausner reconoció que las posibilidades de las constelaciones sistémicas son limitadas, pero que él no está interesado en los límites sino en las posibilidades que ofrece, que son muchas.
Cada mañana, Hunter Beamount nos obsequió con una estimulante conferencia de poco más de media hora, que nos emocionaba y conmovía a casi todos. Parece Hunter uno de esos sabios griegos que dicta profundas enseñanzas de modo ameno y divertido, sin tener que recurrir a ningún papel ni a ninguna presentación de powerpoint. Un tipo carismático, sin duda, y con cosas muy interesantes que contar.
El primer día nos habló Hunter del alma, y de su significado en diferentes culturas y épocas. Y él la definió, reconociendo que solo era una solución temporal, como un área de la experiencia que se ubica entre el cuerpo y la mente. ¿Qué quiere el alma?, se preguntaba Hunter. Intimidad, amor, ser vista, tocar y ser tocada… El alma siempre quiere cosas buenas.
Y el alma, como los osos, muchas veces necesita hibernar para sobrevivir al frío y a la falta de alimento; y el invierno para el alma puede ser largo, muy largo. Nuestro trabajo, tanto en el trabajo en constelacione sistémicas como en el coaching, es despertar a esa alma dormida.
En el coaching el oso dormido puede despertar tranquilo y seguro. Así lo es para mí, como cliente , como para muchos de mis clientes. Todo aquello que un día tuvo que ser escondido por nuestro bien, para protegernos, para poder pertenecer a un grupo de referencia, años más tarde, cuando ya contamos con más recursos personales, cuando disponemos de ciertas herramientas, pueden tener un lugar donde volver a revelarse y florecer.
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