Hablaba en mi entrada de la semana pasada sobre los roles en el coaching ejecutivo, con particular atención a lo que debe ser el rol del cliente y, sobre todo, del patrocinador, la empresa u organización que contrata y paga el proceso.
Quiero enfocarme hoy en cuál debe ser el perfil de un coach ejecutivo excelente, alguien que pueda llegar a ser muy competente. Ser un coach profesional no es algo que se consigue realizando una formación como coach. Ni siquiera si esta es una de las mejores del mercado, que tampoco son tantas. Convertirse en un coach ejecutivo es un proceso arduo y exigente que demanda formación y experiencia en diversas y complejas disciplinas o áreas.
Primero veamos qué es lo que hace un coach ejecutivo. ¿Qué es el coaching ejecutivo? Me atrevo a definirlo como un proceso experiencial e individualizado de desarrollo y transformación de un líder, en el que se construye su carácter, sus competencias y habilidades para conseguir objetivos extraordinarios tanto en el corto como en el largo plazo. Este proceso está basado en una confianza y respeto mutuo, se conduce mediante interacciones uno a uno y es guiado por datos y conocimientos que se obtienen desde múltiples perspectivas. En este proceso una organización (el patrocinador), un directivo (el cliente) y un coach ejecutivo trabajan de modo coordinado y asociado para alcanzar un impacto positivo y extraordinario para todas las partes.
Hablamos de transformación porque el objetivo del proceso es desafiar y cuestionar el modelo mental o lógica de acción del cliente (su mindset) para permitirle desarrollar uno más avanzado o evolucionado con respecto a su rol como líder. Este nuevo modelo mental o lógica de acción le permite al cliente acceder a un nuevo nivel o dimensión de su liderazgo.
Una vez que tenemos esta definición como referencia, podemos establecer cuáles son esas diversas y complejas disciplinas o áreas que debe dominar un excelente coach ejecutivo:
Finalmente, hay un componente adicional difícil de hacer tangible pero que es tan fundamental o más como los hasta aquí mostrados. Una vez que tienes un buen dominio en todo lo de arriba, ello no es suficiente. Como tantas otras disciplinas el coaching tiene un gran componente intuitivo o incluso artístico que se refleja en que cada cliente, cada patrocinador y cada proceso son únicos, y lo que se debe hacer en cada momento será dictado por la intuición que tenga el coach. Y de ello dependerá que el proceso tenga un resultado extraordinario o mediocre.
Creo además que este componente más intuitivo o artístico se fundamenta en el trabajo interior profundo, en el hecho de que un coach extraordinario es en cierto modo su primer y más exigente cliente. Es alguien que se cuestiona a sí mismo constantemente y que vive poniéndose a prueba sin cesar, con humildad y curiosidad. Y a la vez es capaz de intervenir, de hacer su trabajo, también aquí con humildad y curiosidad (para no proyectar su experiencia a la situación del cliente), además de con confianza y generosidad.
Sé feliz, P.
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9 Comments
Impecable y completo.
¡Gracias, Ximo! Abrazo, P.
Pablo, otro miércoles siguiéndote. Enhorabuena por apostar por la exigencia que debe tener la profesión!!
¡Muchas gracias, Leire!
Como siempre certero y con valor. No pares, sigue, sigue 🙂
Gracias, Joan! Con ganas de verte pronto!
[…] En primer lugar el fracaso puede venir por el lado del coach. Convertirse en un buen coach ejecutivo es un proceso complejo y arduo que implica combinar un excelente nivel de competencia y experiencia en varias dimensiones que son difíciles de encontrar en una misma persona. A este tema, sobre cómo se fabrica un coach ejecutivo, ya le he dedicado esta entrada en el blog. […]
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