‘Tengo 52 años y 29 de experiencia profesional. Sé cómo me llamo, quién soy, de dónde vengo, cuál es mi profesión, mi trabajo, mi familia. Lo que me gusta y lo que no me gusta. Lo que me divierte y lo que no soporto. Tengo una vida razonablemente exitosa, tanto personal como profesionalmente. Con algunas insatisfacciones, como todo el mundo. Y ahora resulta que tengo que conocerme a mí mismo. ¿Pero qué más debo conocer sobre mí? ¿Para qué?, ¿Con qué utilidad?’
Esto es más o menos lo que piensan muchos, muchísimos, directivos que oyen hablar del coaching ejecutivo, y que se muestras escépticos y resistentes respecto a esta ‘moda’. ¿Para qué deben meterse en un proceso en el que tienen que explicarle su vida a alguien, que ha sido pagado por la empresa (¡que suele costar un dinero!) y que uno nunca sabe con qué fines aviesos se lo pagan, donde le van a hacer un montón de preguntas existenciales y le van a pedir que haga ‘ejercicios de descubrimiento personal’? La verdad, es un planteamiento más que razonable el de estos directivos.
Y sí, un proceso de coaching ejecutivo es en cierto modo bastante incómodo y sin duda exige dedicación (¡tiempo!) y esfuerzo (¡energía!). Y además, si es realmente bueno, también requiere una inversión económica nada desdeñable. ¿Entonces, para qué?
Pues para empezar porque también es un proceso divertido, estimulante, en el que aprendes aspectos nuevos y relevantes sobre ti, sobre cómo funcionas y qué impacto tienes en los demás, sobre tus motivaciones y resortes más íntimos, en el que sin dejar de ser tú te conviertes en alguien mejor, más completo y más consciente de ti y de tu impacto. Y a la vez y de ese modo aprendes también mucho mejor cómo funcionan los demás. Y todo ello son necesidades humanas naturales o intrínsecas a las que pocos humanos suelen permanecer indiferentes.
Pero por si todavía sigues pensando: ‘¿Y qué?, ¡Yo ya estoy bien!, No lo veo’; ‘¿Qué beneficio hay para la empresa?’ Entonces considera lo siguiente:
El liderazgo supone la gran diferencia entre un equipo mediocre y uno de alto rendimiento, entre una organización marchita y una que brilla e ilusiona. Un buen líder puede conseguir resultados extraordinarios con un mal plan de negocio; sin embargo un mal líder puede arruinar hasta la mejor estrategia. Existen numerosas evidencias que demuestran la relación directa entre el desarrollo del liderazgo y los beneficios económicos empresariales. Cierto es que todas son cuestionables; y también serán insuficientes para quien no quiera verlas.
Con el coaching ejecutivo se pueden obtener y se obtienen beneficios en las 8 áreas de arriba, entre otras. Si ejerces una responsabilidad como directivo, como responsable de un conjunto de personas, y aún sigues pensando que el coaching no es para ti, tu posición es más que respetable. Y mis preguntas de reflexión para ti son: ¿Qué te estás perdiendo con ello? ¿Qué riesgos asumes con tu decisión?
Sé feliz, P.
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4 Comments
Perfecto. Gracias!
Hola Pablo.
Como planteas el tema, queda muy clara la gran ayuda que puede ser el trabajo con el Coaching Ejecutivo. Lo único que me cuesta visualizar es como se pueden aplicar estas técnicas en organizaciones pequeñas.
Nuchas gracias por tu trabajo y por tu tiempo.
Hola, Joan Carles. Gracias por tu comentario. Aplica igual en organizaciones pequeñas que en grandes. Quizá te refieres a que para las pequeñas es más difícil poder permitirse un proceso de coaching ejecutivo profesional.
el secret està en la paraula o el vocable?