En AddVenture trabajamos con líderes senior, que ya han demostrado éxito, para que sean aún mejores. Nuestros procesos de coaching ejecutivo e intervenciones con equipos de dirección, orientados a conseguir los objetivos de desarrollo propuestos por nuestros clientes, están fundamentados en lo que llamamos el desarrollo del carácter del líder.
Una de las dimensiones más críticas de lo que constituye el carácter de un líder es la humildad. Y aunque solemos trabajar con muy buenos líderes, también constatamos que incluso con estos siempre hay recorrido de mejora en esta dimensión crítica del carácter.
Quizá esto sea así porque durante muchas décadas, la humildad ha sido vista incluso como un defecto en los líderes. Se creía que el mejor modo de dirigir un equipo o una empresa era mediante la autoridad, la intimidación y un ego fuerte.
Los demás debían obedecer lo que los líderes ordenaban o tendrían que atenerse a las consecuencias. La firmeza, cierta dureza y la determinación han sido consideradas cualidades de un líder. Los datos, los números, los hechos… eran lo primordial, y las necesidades de los empleados, algo bastante ajeno a la empresa.
Parece que me refiero al pasado, pero esta perspectiva sigue estando fuertemente enraizada en el liderazgo de muchas grandes empresas de todo el mundo, incluso entre aquellos ejecutivos y ejecutivas más jóvenes. Son muchos aún los jefes que disfrutan de los privilegios del rango.
También son muchos los que racionalmente entienden la necesidad de cambiar, de hacer algo diferente, para conseguir el compromiso de los empleados. Pero son pocos aún los que en la práctica se atreven y consiguen cambiar con éxito estas corrientes bien profundas.
Una de las claves fundamentales para este cambio es practicar más la humildad, tanto en el plano más personal o individual, como cuando estos líderes actúan de modo colegiado como miembros de un equipo de alta dirección.
La mentalidad de los empleados ha cambiado radicalmente si la comparamos con la de generaciones previas. Hoy buscan, sin duda, más conexión personal con sus colegas y jefes, quieren trabajar en algo que tenga sentido, contribuir a un propósito noble o tener una contribución relevante a un bien mayor; quieren aportar valor en algo que merezca la pena.
Desean también ser valorados, reconocidos y apoyados en lo que hacen. Todo ello son dimensiones fundamentales que permiten que los empleados realmente se comprometan y aporten su talento sin reservas.
Y los líderes que practican la humildad son los que tienen más probabilidades de conseguir todo ello, porque conectan con los demás al nivel humano más fundamental. Esto es lo que ponen de manifiesto Hayes y Comer en su libro Start with Humility *, en el que recogen lecciones aprendidas de decenas de CEOs sobre cómo la humildad les ha permitido crear más confianza e inspirar a sus colaboradores.
Los empleados perciben sinceridad, afecto y apertura en un líder humilde. Ven también a alguien que pone los intereses de los demás por encima de los suyos (baja orientación al yo). Ven a alguien interesado en ayudarles a tener éxito, en ayudarles a crecer y desarrollarse; alguien que promueve un entorno con propósito y donde se cuida la autoestima personal. Todo ello es inspirador y un precursor de respeto y confianza.
Ante la humildad, las personas se sienten escuchadas, tenidas en cuenta. No sienten energía de control o manipulación como cuando falta la humildad, sino energía de apoyo e interés.
Los líderes humildes le dan importancia a los demás, quitándole énfasis a su propia importancia y se relacionan de un modo más amable, considerado y respetuoso. Son líderes interesados honestamente por atender las necesidades de los demás. Y ello promueve su lealtad y estimula su desempeño y ganas de contribuir.
En la profundidad de esas corrientes de las que hablaba arriba, se suele asociar la humildad a falta de autoridad, de carácter o de confianza en uno mismo. Son las mismas corrientes que afirman que los líderes poderosos son aquellos egocéntricos, contundentes, audaces e interesados, incluso hasta algo ventajistas.
Pero es un error notable considerar a estos últimos como líderes poderosos; como lo es considerar a los humildes como líderes ineficientes porque muestran empatía y se enfocan en las necesidades de los demás.
En realidad, los líderes intimidatorios e interesados están acabando con montones de empresas, y tienen a los empleados que no abandonan estas empresas totalmente desconectados de sus trabajos. Son ejecutivos que aún no han reconocido lo que es ya una evidencia. Sus formas no sirven a nadie. Ni siquiera a su enorme vanidad, a su gigante y vulnerable egocentrismo. Así lo afirmaba hace pocos días Daniel Goleman, de visita por Madrid.
La verdadera humildad es una dimensión de un carácter noble y honesto. La verdadera humildad no es pensar menos de ti, sino pensar menos en ti. Y se basa en mostrar más interés en las necesidades de los demás que en las propias. En esencia, la humildad se caracteriza por un deseo de servir con dedicación a mejorar la vida de otros. Los líderes humildes sienten plenitud cuando contribuyen a que otros alcancen su plenitud.
Cuídate, P.
* Merwyn A. Hayes y Michael D. Comer (2010). Start with Humility: Lessons from America’s Quiet CEOs on How to Build Trust and Inspire Followers, CreateSp
En esta serie, ver también:
https://www.pablotovar.com/5-practicas-para-mejorar-tu-humildad/
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8 Comments
Muchas gracias por esta interesante reseña y por despertarnos – o recordarnos- la necesidad de ser humildes.
Es un equilibrio que no siempre es fácil; y si bien es una buena estrategia de liderazgo- y muy sano- pensar menos » en ti», también resulta necesario lograr que tus equipos de trabajo asuman esta base como propia; es decir que piensen menos en sí mismo para pensar en el común.
Buenos días y seguimos trabajando
Gracias, María.
Excelente Pablo!
Gracias 🙂
Hola Pablo.
Qué bueno que hagas un post sobre liderazgo y humildad. María Gómez Navarro me compartió una definición de humildad hace unos meses que me pareció hermosa: “Humildad es abrazar TODO lo que eres y NADA MÁS que lo que eres”.
No nos olvidemos de reconocer y admirar toda nuestra grandeza y a la vez no nos creamos más grandes y poderosos de lo que somos. Ese es para mi el verdadero liderazgo humilde.
Gracias Pablo. Inspiras!
Mil gracias, María. ¡Potente definición la de María Gómez Navarro! Y no es un post sobre humildad, son tres 😉 Mañana sale el segundo. Abrazo.
excelente articulo un regalo necesito encontrarme este tema es valioso gracias por compartir esta inofrmación.
Gracias, Adán. Saludos.