Nunca he escrito sobre temas políticos en este blog. No lo he hecho porque no es el objetivo del blog y porque si lo hiciera hay demasiado motivos para hacerlo cada semana.
Pero hoy lo voy a hacer. Y lo voy a hacer porque escribo sobre liderazgo. Sobre la decadencia del liderazgo. Es bochornosamente frustrante la carencia de líderes entre las autoridades europeas. Decidí escribir esta entrada el pasado viernes 18 cuando aterricé en Buenos Aires para empezar mis vacaciones. Entonces me enteré de lo que ya era una más que fundada sospecha: nuestras autoridades europeas habían decidido negligente, vergonzosa y peligrosamente desentenderse de los refugiados sirios, tratando de calmar sus conciencias pagando unos millones de euros a Turquía.
Es inadmisible, inaceptable. Sufrimos de una carencia atroz y rampante de liderazgo entre aquellos que rigen el destino de nuestro continente y nuestra civilización. Esto sí que es un golpe en la línea de flotación del proyecto europeo, y no el que el Reino Unido quiera desligarse de él, ni que el terrorismo islamista quiera acabar con nuestra convivencia o que no tengamos la pujanza económica que otras economías del mundo muestran.
Europa es un proyecto del que sentirse orgullosos porque somos democracias consolidadas, donde rige el imperio de la ley. Tenemos superioridad moral sobre otros pueblos no porque seamos mejores que nadie, sino porque respetamos a los demás, por diferentes que sean a nosotros, y aunque traten de aniquilarnos. Nos defendemos de ellos, sí; hay que hacerlo y mucho mejor de lo que lo hacemos hasta ahora. Tanto aquí en nuestros países, como allá en otros países. Pero nunca con sus medios, sino con todas las garantías legales. Nosotros no tenemos ni Guantánamo, ni en Europa se ‘depura’ a nadie por pensar diferente.
Y esto era más o menos así hasta esta decisión contra los refugiados sirios. Esta decisión de toda la Unión nos acerca, nos lleva a igualarnos por abajo con aquellos fanáticos que existen por todo el mundo y que desean acabar con nosotros. Y lo peor es que no es nuevo, ni mucho menos. Y parece que no aprendemos.
En 1938 los nazis emprendieron en Alemania una represión brutal contra los judíos, asesinándolos, quemando sinagogas y destruyendo miles de sus negocios y edificios de su propiedad. Aquella explosión violenta de odio antisemita provocó un intento de éxodo masivo por parte los judíos alemanes, dejando atrás el horror. Pero la mayoría no pudo escapar porque se encontró con las fronteras europeas cerradas. No solo cerradas sino en algunos casos los países limítrofes reforzaron la seguridad de sus fronteras ante las súplicas de los refugiados judíos.
A pesar de que no había redes sociales ni internet, la opinión pública occidental sabía perfectamente lo que ocurría en 1938. Y a pesar de ello Europa cerró sus fronteras a aquellos seres humanos que huían del terror. ¿Cuántos de esos judíos murieron después en las cámaras de gas?
El pasado viernes 18 vivimos en la Unión Europea un nuevo episodio de ignominia cuando nuestros representantes políticos, nuestras autoridades, llegaron a un acuerdo para pagar a Turquía para limitar los refugiados que llegan a territorio de la Unión.
Llevamos meses viendo escenas de espanto y horror sobre esos refugiados. Y todos somos conscientes de ello como en 1938. Y varios países europeos se permiten incluso oponerse a la entrada de ningún refugiado que sea musulmán. Y los que permiten la entrada de refugiados, como España, fijan cupos ridículos.
Hemos blindado nuestras fronteras para impedir ‘una invasión de refugiados’. Y lo que hacemos hoy es incluso peor que lo de 1938. Ahora ya conocemos lo ocurrido en 1938 y lo que ocurrió después. Aquel exterminio de vidas humanas no solo cae sobre la conciencia del pueblo de Alemania.
Y otro agravante es que entonces no existía la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada por todos los estados miembros de la Unión. Esa Declaración hace que no solo estemos incumpliendo nuestras obligaciones morales como seres humanos civilizados, sino también las legales, aquellas que nos comprometimos a cumplir. Su artículo 14.1 establece el derecho de los perseguidos a encontrar asilo en el país de su elección.
Si incumplimos la ley de modo flagrante como ahora, qué legitimidad tenemos para enfrentarnos a la barbarie y la sinrazón de otros. Contribuimos a crear un mundo en el que solo rige la ley de la selva. El problema fundamental de la Unión Europea, de nuestro tiempo, es la falta de liderazgo por parte de nuestros dirigentes. Son ignorantes, miopes, egoístas y mezquinos. Les falta grandeza y calidad como seres humanos. Esta es la verdadera decadencia de Europa. Es una decadencia de liderazgo.
Y nosotros, los ciudadanos, debemos cambiarlos. Necesitamos, nos merecemos, mejores líderes. Ello es posible. Porque además si permitimos esto, pagaremos por ello. Y no será solo con la vergüenza y el bochorno que ya sentimos. Nuestra civilización, nuestra convivencia peligra seriamente.
P.
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2 Comments
En todo momento hablas de los politicos, pero me temo que estos no son mas que una extension de su pueblo, son el reflejo de una sociedad mezquina, material y caduca, una sociedad de barrigas llenas que cierra su puerta por la noches y duerme tranquila, la historia esta para aprender de ella y en este caso se involuciona de nuevo. Gracias Pablo, buenos dias. Cuidate y se moderadamente feliz.
Vivimos en un entorno de deficiencia emocional y ética. Hemos confundido la solidaridad con nuestra realidad edulcorada. No somos capaces de atender otras realidades que no sean las nuestras y nos sentimos encantados con la que vivimos. No es sólo falta de liderazgo político sino falta de liderazgo emocional y social. Pero hasta cuando esta realidad engañosa?