La búsqueda de la felicidad, en su versión más hedonista y placentera, y la búsqueda del sentido son dos motivaciones centrales en la vida de cualquier persona. Ambos, Felicidad y Sentido, son fundamentales para conseguir bienestar, para florecer como ser humano. Pero solo una, la búsqueda de sentido, es exclusiva de los humanos.
Dicen Baumeister, Vohs, Aaker y Garbinsky en un artículo titulado Diferencias entre una vida feliz y una vida con sentido*, que nos parecemos a muchas otras criaturas en su lucha por la felicidad, pero que la búsqueda de sentido es un factor distintivo que nos hace humanos.
La Felicidad y el Sentido a menudo se refuerzan el uno al otro, pueden ir juntos. Pero no siempre es así. Vivir una vida con sentido es diferente, y a veces hasta opuesto, a estar feliz. Pensemos, por ejemplo, en la paradoja de la paternidad. Argumentan los autores del artículo que los padres de hijos ya adultos suelen decir que se sienten muy felices de haberlos tenido. Pero los padres que todavía están criando, suelen puntuar bajo en felicidad. Parece ser que criar hijos baja la felicidad pero aumenta el sentido.
Lo mismo ocurre con los profesionales que trabajan ayudando en situaciones de emergencia. Cuando hacen su trabajo pasan por situaciones muy desagradables, penosas, tristes y hasta traumáticas. Son experiencias terribles y nada satisfactorias. Pero ayudar a otros que lo necesitan, salvar vidas, compensa el pasar por emociones muy negativas y proporciona una sensación inigualable de una vida con sentido.
La Felicidad, en su versión más hedonista, entendida como lo placentero y la sensación de bienestar, tiene más que ver con satisfacer nuestras necesidades y conseguir lo que deseamos. El Sentido, entendido como tener un impacto positivo y significativo en la vida de los demás, está más relacionado con el desarrollo de tu identidad personal (con quién eres) y con actuar de acuerdo con un propósito y unos principios o valores.
Así, es perfectamente posible que uno se sienta feliz al tener una vida agradable, fácil y placentera, en la que ha conseguido alcanzar algún o algunos indicadores de éxito, pero puede que en esa misma situación sienta que su vida no tiene demasiado sentido. Del mismo modo, indagar en quién eres realmente, enfrentándote a tu pasado y a tu futuro, gestionando adversidades, creando tu propia familia o tu propio proyecto profesional puede hacerte sentir que tu vida vale la pena, que tiene sentido, pero que vivas muchísimas situaciones para nada asociadas a la felicidad.
Es más, un nivel alto de plenitud con sentido está asociado a un trabajo personal profundo y desafiante, conectados a altos niveles de estrés, ansiedad y preocupación. Pero a la vez, una vida con sentido también está asociada al desarrollo de capacidades adaptativas como la perseverancia, la gratitud, la empatía y otras competencias emocionales.
El Sentido tiene dos elementos fundamentales: vivir una vida con sentido, que es un componente cognitivo, y tener un sentido de propósito o contribución, que es un componente motivacional.
El primer componente, el cognitivo, implica integrar diferentes experiencias vitales en una narrativa coherente a modo de historia, utilizando en la vida de uno la perspectiva en tercera persona.
El componente motivacional implica perseguir activamente objetivos de largo plazo que construyen y reflejan nuestra identidad y responden a intereses que transcienden los nuestros más personales y particulares. Alcanzamos la plenitud cuando nos involucramos en actividades relevantes para otros, para la sociedad, para el mundo… en actividades moralmente virtuosas que están alineadas con nuestra mejor versión.
La felicidad sin sentido caracteriza a una vida relativamente superficial, centrada en uno mismo, en la cual las cosas van bien, los deseos y necesidades son satisfechos con facilidad, y cualquier dificultad o complicación es evitada.
Mientras que estar feliz va más de sentirte bien y cuidar de ti, el sentido viene más de ayudar a otros y contribuir a la sociedad. Tú decides lo que te gustaría escribir en tu epitafio: “Aquí yace alguien que se esforzó en ser feliz atendiendo todas sus necesidades y deseos” o “Aquí yace alguien que se esforzó en mejorar el mundo apoyando a aquellos que necesitaban”.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el liderazgo? Son muchos los que invierten su energía en tratar de ser felices, de conseguir sus deseos y necesidades. Pero este tipo de búsqueda de la felicidad es precisamente la que aborta el conseguir la verdadera felicidad, entendida como plenitud y sentirte orgulloso y satisfecho de quién eres y de lo que haces. Esto es realmente lo que todos anhelamos.
Lo que realmente queremos, lo que nos hace humanos y verdaderamente felices en el largo plazo no es el placer sino el sentido. Y líderes son aquellos que crean sentido, para ellos y para los demás.
Cuídate, P.
*Roy F. Baumeister, Katheleen D. Vohs, Jennifer L. Aaker and Emily N. Garbinsky. Some key differences between a happy life and a meaningful life. The Journal pf Positive Psychology, 2013, Vol. 8, Issue 6, Pages 505-516
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5 Comments
Hola Pablo, me ha resultado muy interesante el tema de reflexión que hoy nos propones. Después de leerlo, creo que tiene mucho sentido que seamos capaces de diferenciar «felicidad» de «sentido» (el ejemplo de la paternidad es muy esclarecedor). Lo más interesante, es hacernos la pregunta individual de cuál es el sentido de nuestra vida para cada uno de nosotros, y sobre todo, ¿es ese sentido tan diferente entre los individuos? o ¿hay un patrón común de sentimientos/sensaciones/acciones que dan sentido a la mayoría de las personas?.
Muchas gracias
AR
Gracias a ti, Angelino. Profunda reflexión la tuya. Yo creo que la pregunta del millón, para sostener durante toda nuestra existencia, es la del sentido de nuestra vida… Personalmente gané una gran claridad sobre esta pregunta entre 2007 y 2010, pero sigo manteniendo abierta esta indagación. También creo que hay un patrón común, conectado a la naturaleza humana, que es el servir a los demás. No solo es el camino hacia la satisfacción o plenitud sino que es también el modo de sanar del egoísmo o orientación al yo que adquirimos inevitablemente en los primeros años de vida. Abrazo, P.
Pablo, conozco tu artículo a través de Julio De la Iglesia, quien a tenido la genial idea de compartirlo con su red LinkedIn. Maravilloso, deberían difundirse más artículos como éste. Constructivo, motivador y profundo: ¡creemos sentido!. En mi opinión, al igual que incubadoras start-up deberían haber sitios donde se fomente el desarrollo de personas que crean sentido.
Me alegro de que te haya gustado, Beatriz. Saludos.
Me gustó mucho, gracias por compartir