He dedicado las dos últimas entradas a compartir cuál es la promesa del liderazgo de un CEO, que es universal y abarca cuatro elementos o promesas más específicas. En la primera entrada describí con cierto detalle las dos primeras: crear dirección y sentido y comprometer y hacer responsables a los stakeholders. En la segunda, las otras dos: mantener la organización enfocada en la ejecución y desarrollar un liderazgo eficaz.
Los CEOs y equipos de alta dirección que cumplen con estas cuatro promesas parciales, que forman la promesa del liderazgo, aumentan su credibilidad y generan confianza a su alrededor. ¿Qué ocurre cuando estas promesas son incumplidas? Muchos somos los que estamos demasiado familiarizados con las consecuencias del incumplimiento de estas promesas del liderazgo.
Con frecuencia, nos hemos enterado de líderes que caen en desgracia por un noticiable comportamiento indeseado, pero la verdad es que son legión los equipos de dirección que pierden la confianza de sus organizaciones por comportamientos cotidianos poco afortunados, de los que no son muy conscientes.
Incumplen la promesa del liderazgo los líderes que proclaman reconocer el talento y la contribución de todos los empleados, pero que luego funcionan como si la inteligencia solo fueran una cualidad de la cúpula.
Incumplen la promesa del liderazgo los líderes que buscan los resultados a corto poniendo en riesgo la sostenibilidad del proyecto y el crecimiento futuro. Incumplen la promesa los que evitan discutir abiertamente sobre las dificultades y problemas de cualquier iniciativa de cambio o transformación.
Incumplen la promesa del liderazgo los que no permiten o estimulan los errores inteligentes, el ensayo y error. Los líderes que no aportan claridad en sus mensajes, que evitan las situaciones difíciles, que buscan el alineamiento incondicional y unilateral (llamándolo con frecuencia lealtad), que reaccionan de modo negativo a cualquier feedback, que culpan a otros (sobre todo a los mensajeros)…, todos ellos, incumplen la promesa del liderazgo.
Y cuando se incumple la promesa 1, proporcionar dirección y sentido, la organización va a la deriva sin un rumbo relevante, deja de ser competitiva y entra en declive más pronto que tarde.
Cuando se incumple la promesa 2, comprometer a todos los stakeholders y mantenerlos responsables, los empleados pierden su motivación (que es intrínseca a todo ser humano), se quedan sin energía y pasión, y crece la falta de compromiso real. Cae el rendimiento de ellos, aumenta la rotación no deseada y, de nuevo, se pierde competitividad y la organización entra en declive antes o después.
Cuando se incumple la promesa 3, mantener a toda la organización enfocada en la ejecución, los recursos materiales y humanos son despilfarrados, se pierde el tiempo y se genera desmotivación y falta de confianza en el futuro (se instaura en la organización ‘el síndrome del pollo sin cabeza’). Este es el caldo de cultivo perfecto para una cultura de resentimiento larvado y de desesperanza… La organización entra en declive antes o después.
Cuando se incumple la promesa 4, lamentablemente no existe ninguna oportunidad de que se puedan cumplir las otras tres. La organización está condenada al fracaso, que de no revertir a tiempo, más pronto que tarde acabará con ella.
La agenda del liderazgo del CEO
La promesa del liderazgo del CEO (1/2)
La promesa del liderazgo del CEO (2/2)
Cuídate, P.
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2 Comments
Estimado Pablo, una semilla mas, aqui tratas maravillosamente cuatro pecados originales del CEO, el maestro VUCA es un juez implacable, la capacidad camaleonica en todas sus dimensiones ( profesional, humana,…) es la que determina la calidad de ese CEO, entiendo que quien esté libre de pecado es por que no es humano y esa humanidad en las organizaciones tampoco debe de perderse, lo que no hiere de muerte a una organizacion la hace mas fuerte si sabe sanar la herida.
Para mi tu eres ejemplo de cambio de paradigma en este mundo, la pasion y coherencia por tu trabajo hacen que ese cambio en esas organizaciones improtantes a nivel mundial sea aun posible con personas como tu.
Cuidate.
Como siempre otro artículo impecable Pablo. Y cuando lo leo me viene los CEOs a la cabeza, esos que se supone envidian sus empleados y que llevan una carga en sus hombros que en muchos casos les superan. Son conscientes de ello? Son suficientemente conscientes de que necesitan también a alguien que les acompañe, que necesitan dedicarse tiempo para estar bien, tomar la necesaria distancia y abrir sus mentes a ese entorno VUCA que les guste o no es el que tienen? Sin duda creo que el coaching es una buenísima opción pero el primer paso han de darlo ellos y ser capaces de levantar la mano y buscar ayuda. Un abrazo