Hace algún tiempo escribí una entrada sobre cómo liderar en un mundo VUCA, un mundo caracterizado por niveles sin precedente de vulnerabilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Y apuntaba tres hábitos que pueden ayudar a un líder a prosperar en ese entorno: hacer preguntas diferentes, asumir múltiples perspectivas y desarrollar la visión sistémica.
En esta entrada profundizo sobre el segundo. Para desarrollar el liderazgo, para transformarte como líder, debes empezar ante cualquier reto o desafío a buscar múltiples perspectivas sobre lo que está ocurriendo y sus posibles soluciones.
Además hazlo junto con otras personas, quizá con tu equipo. Quedarte con las primeras perspectivas que te vienen es quedarte atrapado en tus prejuicios o en tu modelo mental dominante, estar condenado a no entenderte con aquellos que tienen perspectivas diferentes y no avanzar por buen camino en este entorno VUCA.
Buscar y asumir perspectivas múltiples es fácil cuando compartimos valores y creencias similares. Sin embargo es más difícil cuando estamos con personas distintas a nosotros o con intereses diferentes. Cuanto más alejadas están las partes en una situación más difícil es asumir múltiples perspectivas y no ver al otro como el enemigo a vencer. Los mejores líderes no piensan en términos de ellos y nosotros, no ven a los que piensan diferente como alguien a quien vencer, ni siquiera alguien a quien convencer.
Siempre hay personas que quieren algo diferente a lo que tu buscas, pero casi siempre esas personas tienden a actuar con una motivación legítima y con una lógica con sentido, por nefasta que a ti te parezca. Conocer e interesarte de verdad y con apertura por otras perspectivas es un ejercicio que te da poder y te hace mejor, que te permite utilizarlas eficazmente para aquello que pretendes y que te permitirá aprender algo nuevo.
Cuando analizamos a los grandes líderes conocidos universalmente (Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, Martin Luther King…) podemos ver que se convirtieron en excelentes maestros utilizando esta estrategia. Los tres eran líderes que no convencían levantando su voz o que intentaban aventajar a sus oponentes con palabras o argumentos más elaborados. Los tres estaban profundamente motivados por la transformación radical del mundo que les rodeaba, la cual suponía una amenaza seria para aquellos en el poder. Los tres acabaron aprendiendo que para avanzar de verdad debían cambiar las dinámicas existentes entre ellos y aquellos en el poder. Y los tres comprendieron que necesitaban trabajar de la mano con aquellos que a priori parecían sus enemigos, entendiéndoles y construyendo la relación con ellos. Sabían que debían conocer muy bien la triada clave para conectar con otros: las motivaciones, miedos y sueños de aquellos que eran sus opresores.
El liderazgo, sea en la escala mundial de estos ejemplos o en la escala más modesta del responsable de un pequeño equipo, no va sobre plantarte bien erguido en cualquiera de los lados de una disputa y ponerte a gritar a los del otro lado. Esta táctica puede funcionar a corto plazo, puede hacer que convenzas a unos pocos en un momento dado, pero no te va a hacer avanzar de verdad. El liderazgo es aglutinar personas en torno a una idea, un proyecto, incluso a aquellos con diferentes motivaciones y objetivos a los tuyos, y ayudar a construir puentes para llevar a todos, o al mayor número posible, a un lugar nuevo.
Para conseguirlo es imprescindible comprender de verdad la perspectiva que tienen los demás y realmente aprender de esta. ¿Vale la pena para ti? ¿Quieres saber cómo puedes desarrollar en la práctica esta cualidad que tienen los mejores líderes? Sobre esto escribiré la semana que viene.
Sé feliz, P.
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[…] la semana pasada sobre una cualidad esencial para llevar tu liderazgo a un nivel superior. Para llegar a ser un buen líder es imprescindible comprender las perspectivas que tienen los […]