Acabo de leer ‘Biografía del silencio’, donde en solo 100 páginas nos encontramos con la experiencia del autor con la meditación, en primera persona, tras cinco años de práctica. Nada de manual al uso, de recomendaciones, reglas o metodología, sino vivencia descarnada, sincera, apasionada y a la vez serena, de su encuentro con el silencio. Había oído hablar de Pablo d’Ors por su libro ‘El olvido de sí’, pero no conocía esta joya que he degustado recientemente.
En este libro el autor nos invita de modo implícito a una vida más serena, más lenta, más pausada, precisamente para poder vivir mejor. Para poder conectar con los demás es preciso primero conectar con uno mismo. Es necesario una suerte de vaciamiento interior que nos permite realmente recibir al otro, escuchar de verdad, abrirse a los demás, a la vida. Con la polución interior con la que solemos vivir no es posible ir más allá del ego, de la tendencia a estar centrado en uno mismo.
Para vivir no hay que apretar, sino soltar, no retener, sino desprenderse. La clave de casi todo está en la magnanimidad del desprendimiento. El amor, el arte y la meditación, al menos esas tres cosas, funcionan así. En las relaciones personales, en el liderazgo, este desprendimiento está asociado a la confianza en los demás y en uno mismo. Y la meditación es una disciplina para acrecentar la confianza. Uno se sienta y ¿qué hace? Confía. La meditación es una práctica de la espera. Espera de todo y de nada.
Tanto el arte como la meditación nacen siempre de la entrega; nunca del esfuerzo. Y lo mismo sucede con el amor. El esfuerzo pone en funcionamiento la voluntad y la razón; la entrega, en cambio, la libertad y la intuición. La meditación es algo así como una rigurosa capacitación para la entrega. Así que no hay que inventar nada, sino recibir lo que la vida ha inventado para nosotros; y luego, eso sí, dárselo a los otros. Los grandes líderes son, y aquí no hay excepciones, grandes receptores.
Pensamos de manera compulsiva, automática, sin control. Y pensar es como dormir, o comer; no debe hacerse en exceso so pena de embrutecernos. El pensamiento como cualquier actividad humana debe ir precedido de la voluntad. Es lo que lo hace humano. Tanto más se piensa, tanto más se debe meditar: esa es la regla. ¿Por qué? Pues porque cuanto más llenamos la cabeza de palabras, mayor es la necesidad que tenemos de vaciarla para volver a dejarla limpia y abierta a seguir recibiendo de la vida.
A los seres humanos nos caracteriza un desmedido afán por poseer cosas, ideas, personas… ¡Somos insaciables! Cuanto menos somos, más queremos tener. La meditación enseña, en cambio, que cuando no se tiene nada o cuando se tiene pero sin apego, se dan más oportunidades al ser. En es la nada, en el desapego, donde el ser brilla en todo su esplendor.
Y también habla el autor de uno de mis temas favoritos, la vulnerabilidad. Comenta que hablar de la propia vulnerabilidad, mostrarla, es la única forma que consiente que los demás nos conozcan verdaderamente y, en consecuencia, puedan querernos. Al meditar se trabaja con el material de la propia vulnerabilidad.
Meditar es, fundamentalmente, sentarse en silencio, y sentarse en silencio es, fundamentalmente, observar los movimientos de la propia mente. Observar la mente es el camino. ¿Por qué? Porque mientras se observa, la mente no piensa. Así que fortalecer el observador es el modo para acabar con la tiranía de la mente, que es la que marca la distancia entre el mundo y yo. Y desde ahí podemos llegar a nuestra propia soberanía, cuyo potencial es sobrecogedor.
Y por si a alguien aun le queda alguna duda sobre la relación de esto con el liderazgo, aquí va un fragmento clave del libro:
‘El camino de la meditación es por ello el del desapego, el de la ruptura de los esquemas mentales o prejuicios: es un irse desnudando hasta que se termina por comprobar que se está mucho mejor desnudo. Estamos tan lamentablemente apegados a nuestros puntos de vista que si pudiéramos vernos con cierta objetividad sentiríamos vergüenza y hasta compasión por nosotros mismos. El mundo tiene graves problemas por resolver y el ser humano está, por lo general, embebido en problemas minúsculos que ponen de manifiesto su cortedad de miras y su incorregible mezquindad. El principal fruto de la meditación es que nos hace magnánimos, es decir, nos ensancha el alma: pronto empiezan a caber en ella más colores, más personas, más formas y figuras… En realidad, tanto más noble es un ser humano cuanto mayor sea su capacidad de hospedaje o acogida. Cuanto más vacíos estemos de nosotros mismos, más cabrá dentro de nosotros. El vacío de sí, el olvido de sí, están en proporción directa con el amor a los demás. Cristo y Buda son, en este sentido, los modelos más insignes que conozco.’
Si alguna vez te has planteado la meditación como camino de mejora personal, no puedes dejar de leer este imprescindible testimonio.
Sé feliz, P.
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6 Comments
Gran post Pablo !! precisamente ayer comentaba con una persona de la empresa el empezar todas las reuniones de trabajo con ´1 de silencio, algo que aún hoy suena a esotérico y «raro» en nuestras organizaciones pero que es definitivo para tomar conciencia del «momento » e iniciar el encuentro con foco y presencia, humm.. leeré este libro !! gracias Pablo por compartirlo
¡Gracias a ti, querido Ramon! ¡Abrazo!
Pablo, me parece un tema de lo más interesante. Gracias por traerlo a tu blog. Sin duda leeré el libro que comentas y recomiendas en el post.
Por otro lado, también me gustaría pedirte consejo sobre este asunto. Nunca he practicado la meditación y la verdad es que no sé por dónde empezar. ¿Podrías darme alguna pista sobre cómo iniciar este camino? Gracias de nuevo.
Hola, Aris. Gracias por tu comentario. Creo con el autor del libro que para meditar solo hace falta proponérselo y empezar uno solo, practicando los momentos de silencio donde dejar la mente en blanco. De todos modos entiendo tu inquiedtud porque yo llevo 10 años meditando, poco y de modo irregular. En este tiempo he probado varias métodos de meditación. Los dos que más me han ayudado ha sido la meditación Raja Yoga practicada y enseñada por Brahma Kumaris (gratuita y con apoyo en la web de libros y meditaciones guiadas también sin coste), y la meditación budista. En Alicante puedes encontrar ambas. Aquí tienes los centros de BK en España (http://www.brahmakumaris.org/spain/where-we-are-spanish/centro), y aquí un lugar en Alicante donde introducirte y practicar la meditación budista (http://www.meditacionenalicante.org/). A los primeros los conozco muy bien y son totalmente recomendables; a estos segundos solo he visto la web y me ha causado una buena impresión). Ya me dices si puedo ayudarte más. Abrazo!
Que bueno Pablo tengo el impulso de salir volando a la librería. Cuanta razón con el apego y me encanta lo que comentas de lo pequeños que son nuestros problemas si los miras desde una dimensión más global, y real.
¡Gracias, Beti! No te arrepentirás si compras el libro de mi tocayo. Un abrazo fuerte, P.