Llevo casi dos décadas en el negocio de la transformación personal. Con frecuencia, tanto clientes como otras personas me han preguntado si la transformación es posible. Y si lo es, si esta es muy difícil o no. Con frecuencia he respondido tanto que sí que es posible (¡no olvidemos que vivo de ello!) como que, si se tiene la motivación y convicción necesarias, no es tan difícil. Más o menos inconscientemente, no estaba diciendo del todo la verdad.
La transformación personal es difícil, complicada y dolorosa. El conjunto de empresas y profesionales que nos dedicamos a ello solemos decir que no, que no es difícil. Prometemos conseguir un nuevo yo, una nueva identidad, asombrosa y brillante, sin sufrimiento, con ligereza y facilidad. Eso es lo que nuestro método y competencia facilita y hace posible. Pero no es cierto. Si alguien realmente se compromete con transformarse en su mejor versión posible, el camino es tortuoso. Se necesita dedicación, disciplina, voluntad para soportar incomodidad y dolor, capacidad para fallar espectacularmente, fortaleza para recuperarse y seguir avanzando… y seguir fallando.
Transformarse de verdad hacia una siguiente mejor versión de uno mismo implica renunciar a nuestra identidad actual para aventurarnos a una nueva que, con suerte, está por llegar. Cuando te encuentras durante el tramo medio de una transición así tienes que lidiar con una enorme sensación de incomodidad, inseguridad y de sentirte perdido. Es un trabajo titánico.
Para compensar por el daño causado a aquellos que les he dicho que una transformación así no es difícil, y poder así expiar un poco mi culpa por este engaño reiterado y sostenido durante años, aquí van algunas cosas que he ido aprendiendo sobre el arduo y penoso camino de la transformación personal:
1. Con frecuencia te vas a sentir confundido. Antes solías tener claridad y defender con convicción aquello en lo que creías. Ahora no estás seguro de lo que crees, ni sobre quién eres o aquello por lo que vale la pena pelear.
2. Ya no disfrutas con gente con la que solías disfrutar. Habrá personas o grupos con los que te sentías bien que ahora te aburren o te hacen sentir incómodo. Es posible que te empieces a cuestionar si te estás convirtiendo en un ermitaño, en alguien introvertido o, incluso, en un misántropo.
3. Ciertas amistades ya no te interesan. Empiezas a sentir incomodidad ante la próxima cita con algunos amigos, con la próxima comida o encuentro social. O son ellos los que empiezan a sentir incomodidad con algunas de tus ideas y planteamientos. Así que empiezas a dar excusas poco convincentes para no verlos o ellos te van evitando progresivamente.
4. Te sientes ansioso con más frecuencia. La parte más primitiva de nuestro cerebro que gestiona nuestras respuestas instintivas de huida, lucha o congelamiento se activa con más frecuencia ante lo desconocido. No hay nada como una transición de este tipo para mantenerte despierto con ansiedad por las noches.
5. Sabes que para ti muchas cosas se han acabado, pero no tienes ni idea de qué viene. Por la propia naturaleza del proceso, estar en medio de una transformación implica no tener ni idea de qué te espera en la otra orilla. Es una fase alquímica en tu vida donde eres subsumido en una fusión con lo desconocido para que puedas renacer de nuevo.
6. Con frecuencia te sentirás a la deriva. No saber qué te espera en la otra orilla, ni querer ni poder volver a donde partiste, hace que te sientas perdido, con falta de enfoque y claridad en lo que quieres.
7. No hay mucho feedback positivo. Estás haciendo uno de los mayores esfuerzos de tu vida, si no el mayor. Pero no encontrarás mucho reconocimiento. Por momentos, puedes sentir que estás muy expansivo, creativo, produciendo contenidos diversos, pero el impacto será mínimo.
8. Te sentirás cansado e improductivo. Una transformación de esta dimensión requiere una enorme cantidad de energía, por lo que notarás que queda poca energía para cualquier otra cosa.
Todas estas situaciones son síntomas de que estás en medio de una transformación personal relevante, que es una parte natural del ciclo vital de los sistemas vivos. Aunque sean incómodos, tortuosos y aterradores, estos síntomas son indicativos de una actitud de compromiso con tu mejora radical, con la transformación. Si anhelas convertirte en tu mejor versión y estás viviendo algunos de estos síntomas, no te preocupes, porque estás haciendo lo que tienes que hacer. No lo vas a pasar bien, pero este enorme lío viene con la promesa de que te vas a convertir en una mejor persona. Eso, sin duda, es bueno.
Cuídate, P
Si quieres saber más de este tema o de cualquier otro sobre desarrollo del liderazgo y transformación empresarial, déjame aquí tus datos y hablemos sobre ello.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR
10 Comments
Comparto totalmente tus palabras y añadiría un par de cosas.
Creo que también hay que aprender a rendirse, a dejar fluir el entorno, el momento, a soltar tantas y tantas expectativas que nos atan a lo que no somos.
El otro punto, el camino hacia la transformación nunca acaba, no tiene fin, siempre sigue batiendo nuevas alas de deseo y conocimiento constante. Ser es sencillo, llegar a comprender el Ser es lo difícil.
Gracias Pablo
Muy oportunas tus dos observaciones, Tomás. Te envío un abrazo.
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR TANTOS CONCEPTOS SABIOS.
ESTO HACE CRECER HUMANAMENTE Y TENER UNA VIDA MAS DICHOSA Y MEJORES CONVIVENCISS.
Pablo, no tengo palabras para expresar lo que siento tras leerte, son esas sincronicidades que no explicas ni atisbas a comprender, me aplico en estos momentos las 8 expuestas, resonancia total con este texto.
Gracias, sigues siendo una persona que con sus acciones aporta su grano al cambio que este mundo necesita.
Un abrazo
Muchas gracias, Alfonso. Ánimo y fuerza en el camino, querido. Abrazo.
¡Gracias, Pablo! Intuía algo que no sabía cómo poner en palabras. De forma sucinta, tú lo has hecho, y te lo agradezco. No aplaca ni mi angustia ni mi desazón, pero, al menos, le da sentido, y confío en el proceso. Recibe un cariñoso abrazo, François.
Gracias a ti, François.
Quisiera integrarme
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR TANTOS CONCEPTOS SABIOS.
ESTO HACE CRECER HUMANAMENTE Y TENER UNA VIDA MAS DICHOSA Y MEJORES CONVIVENCIAS.
Gracias a ti, Ivan.