Es esta mi versión de un interesante experimento que se realizó hace más de 40 años (ver referencia abajo) y que conocí hace más de 20 años cuando estudié Psicología en la universidad. Se utilizaron diez simios, una jaula, una banana, una escalera y una mangera de agua helada.
Cinco simios son encerrados en una jaula que contiene una escalera y una banana colgando del techo. En poco tiempo uno de los simios descubre que puede colocar la escalera debajo de la banana para subir por ella y coger la deseada fruta. Cuando lo intenta el investigador conecta una manguera a presión que los rocía, a todos, no solo al osado simio, con agua helada.
Cuando otro mono intenta subir de nuevo el investigador vuelve a conectar la manguera de alta presión y los empapa a todos de nuevo. Tras varios intentos frustrados, todos los simios aprenden que NO debe acercarse a la escalera y NADA de pensar en la banana. Punto.
Entonces el investigador reemplaza a uno de los simios por uno nuevo. Como podemos imaginar más pronto que tarde este nuevo simio localiza la banana y la escalera, yendo a por esta última para conseguir llegar a aquella. Sin embargo, tan pronto como se acerca a la escalera los otros cuatro simios, anticipando lo que vendrá después, saltan sobre él para disuadirlo, a palos naturalmente, de sus «macabras» intenciones.
Y así los investigadores repiten este proceso sustituyendo uno a uno a cada simio que sí recibió la ducha fría a presión. Todos los nuevos simios son golpeados por los otros para que aprenda que NI escalera NI banana. Cuando los investigadores sacan al último simio que recibió el agua fría y el sustituto es “adiestrado” como debe ser por los demás, tenemos que ningún simio tuvo nunca la experiencia de que acercarse a la escalera para subir y coger la banana era castigado con la ducha de agua fría a presión; pero ninguno de ellos siquiera se atreve a acercarse a la escalera.
Si el último preguntara a los demás “¿por qué me golpeáis cuando trato de coger la banana?”, esto se mirarían unos a otros con perplejidad, sin saber muy bien qué decir y finalmente alguno le diría “así es como siempre se han hecho las cosas por aquí”. La norma, una norma difícil de comprender, ya ha sido fijada para mucho tiempo. Y los nuevos simios se aplican, incluso con más diligencia que los cinco iniciales, a hacer respetar esa norma que ya nadie cuestiona.
¿Te suena? ¿Te resulta familiar, salvando las distancias evolutivas? ¿Te has sentido alguna vez como el nuevo simio que llega a la jaula al incorporarse a un nuevo empleo o a un nuevo grupo?
Algunos malpensados creen que es así como se crean las políticas de las empresas. Yo he participado en la creación de unas cuentas y no estoy de acuerdo en que sea así en todos los casos…
Aquí te dejo con un vídeo en inglés que más o menos relata visualmente este experimento.
Sé feliz, P.
Stephenson, G. R. (1967). Cultural acquisition of a specific learned response among rhesus monkeys. In: Starek, D., Schneider, R., and Kuhn, H. J. (eds.), Progress in Primatology, Stuttgart: Fischer, pp. 279-288.
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3 Comments
Gracias por hacer referencia a la fuente. He estado buscando el origen del experimento y en todos lados solo se plantea como paradigma o ejercicio, olvidándose del «chorro de agua», jeje…
¡Gracias por tu aportación, Cristián!
Hola! Gracias por compartir.
indicas por favor datos del experimento? -no los encuentro- Muchas Gracias Pablo!