Como conté en mi entrada anterior, los hermanos McDonald sin duda tuvieron éxito empresarial. El mítico restaurante de hamburguesas que fundaron en 1940 en San Bernardino fue un gran negocio. Y también tuvieron un gran éxito financiero: ambos consiguieron acumular su millón de dólares de la época antes de cumplir sus 50 años. Ese era su objetivo desde que empezaron.
En su negocio aplicaban su enorme talento en el servicio al cliente y en la organización de la cocina. Visto desde hoy lo que hacían entonces parece relativamente fácil; pero en los años 50 fueron realmente innovadores, revolucionarios. De hecho tuvieron tanto éxito que personas de todo el país querían aprender más sobre sus métodos. Llegaron a recibir más de 300 solicitudes de contacto cada mes, por teléfono o por carta. Y eso les hizo pensar que podían llegar a comercializar el concepto McDonald.
La idea de franquiciar restaurantes les rondaba desde hacía tiempo. Para ellos era la opción perfecta para generar más ingresos sin tener que encargarse ellos mismos de abrir ningún restaurante más. En 1952 lo intentaron, pero fue un rotundo fracaso. El motivo es sencillo. No tenía las habilidades de liderazgo necesarias. Dick y Mac eran buenos gestores de su restaurante. Sabían cómo gestionarlo, hacerlo eficiente, reducir costes y aumentar márgenes. Eran muy buenos gestores. Pero no tenían el liderazgo necesario para ir más allá. En la cúspide de su éxito se encontraron limitados.
Y esto le pasa a muchos de los emprendedores que tienen éxito. Les ocurre a muchas empresas que funcionan bien pero que no dan el salto que podrían dar. En la inmensa mayoría de esos casos no sabemos de su historia porque no son conocidas, ni sabemos lo que hubieran podido alcanzar. Pero en el caso de los hermanos McDonald sí que podemos ver lo que ellos no fueron capaces de conseguir porque alguien lo consiguió por ellos.
En 1954 los hermanos conectaron con Ray Kroc. Este sí era un enorme líder. Kroc tenía una pequeña empresa de máquinas para hacer batidos de leche. Los hermanos McDonald estaban entre sus mejores clientes. Y al tratar con ellos tuvo la visión del enorme potencial que había ahí. En su mente podía ver que ese restaurante podía replicarse en cada rincón del país, creando cientos de restaurantes.
Enseguida llegó a un acuerdo con los hermanos y en 1955 creó McDonald’s System, Inc., que luego fue McDonald’s Corporation. Kroc compró los derechos para crear una franquicia que sería el modelo de referencia, el prototipo para vender otras franquicias. Y también empezó a reclutar un potente equipo para crear una empresa de nivel nacional.
En los primeros años de ese nuevo capítulo de McDonalds Kroc se sacrificó mucho. A pesar de que ya estaba entrado en sus 50 trabajaba tanto como cuando empezó su carrera 30 años atrás. Incluso ajustó sus gastos personales eliminando muchos que consideró superfluos, como su cuota de socio del club de golf. Durante los primeros 8 años no se puso sueldo. Además pidió financiación bancaria poniendo su patrimonio personal como garantía. Todo ello para hacer frente a la inversión requerida, y sobre todo para contratar al equipo de líderes que le llevaría a su visión, que le haría dar el salto desde su primer restaurante franquicia hasta crear la cadena de restaurantes más importante de su país. Su sacrificio y su liderazgo dieron frutos.
En los años en que Dick y Mac habían tratado de franquiciar su negocio, antes de asociarse con Kroc, consiguieron 15 franquiciados, de los que solo 10 llegaron a abrir un restaurante. Entre 1955 y 1959 Kroc abrió 100 restaurantes. En 1961 compró a los hermanos McDonald los derechos exclusivos del negocio por 2,7 millones de dólares. Cuatro años después ya había 500 McDonalds en Estados Unidos. Hoy la compañía tiene más de 36.000 restaurantes en más de 100 países.
Y todo empezó con la capacidad de liderazgo que tenía Ray Kroc, quien hasta pasados los 50 no encontró la oportunidad de su vida para desarrollar todo su potencial como líder empresarial; el que les faltaba a los exitosos hermanos McDonald.
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El manager se convierte en líder cuando da más importancia a su equipo y al ideal que persigue que a su propio prestigio.