No hay líder sin Propósito. Entiéndase por Propósito el buscar y desarrollar una tarea vital en beneficio de otros, en beneficio del mundo o de la vida. Es la búsqueda de sentido y el perseguir ese Propósito lo que nos hace esencialmente humanos y nos hace brillar como personas y como líderes.
En el Día del Libro dedico esta entrada a reflexionar sobre uno de mis favoritos: El hombre en busca de sentido. El párrafo de arriba es uno de los mensajes clave que saco de este imprescindible libro de Viktor Frankl, considerado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como uno de los 10 libros más influyentes en aquel país. Si eres un líder o aspiras a serlo no puedes dejar de leerlo.
Estos días pasados lo he releído. No será la última. Dice Frankl que ‘la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida’. Y contrapone esta voluntad de sentido como motor de nuestra existencia a la voluntad de placer de Freud, o a la voluntad de poder de Adler. ¡Vaya tres monstruos de la psicología dio Austria al mundo en el siglo XX!
‘Este sentido es único y específico, en cuanto que es uno mismo y uno solo quien ha de encontrarlo; únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido’.
El hombre es capaz de malograr su voluntad de sentido, en cuyo caso Frankl habla de ‘frustración existencial’. Esta frustración existencial no es en sí misma patológica, no es una enfermedad, sino una angustia espiritual cada vez más frecuente en nuestros días. Esta suerte de crisis personal es también una oportunidad para generar ocasiones de desarrollo y crecimiento interior.
‘Me atrevería a afirmar que nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un sentido. Hay mucha sabiduría en las palabras de Nietzsche: El que tiene un porqué para vivir puede soportar cualquier cómo.’ Cuenta Frankl que los campos de concentración nazis dan fe de que los prisioneros más aptos para la supervivencia resultaron aquellos a quienes esperaba alguna persona o les apremiaba la responsabilidad de acabar una tarea o cumplir una misión.
La salud psíquica implica, pues, un cierto grado de tensión interior; la tensión existente entre lo que uno ha logrado y lo que le queda por conseguir, o la distancia entre lo que uno es y lo que debería llegar a ser. Esta tensión, que también podemos llamar en cierto modo insatisfacción, es inherente al ser humano. El ser humano no necesita realmente vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta o una misión que merezca la pena.
Por eso los coaches no debemos tener reparos, más bien al contrario, de aumentar la tensión interior de nuestros clientes (¡y la nuestra propia!), porque con ello les podemos reorientar o ayudar a encontrar el auténtico sentido de sus vidas. Cuando un directivo conecta con ese sentido, con un Propósito que va más allá de ganarse la vida y de conseguir beneficios para su organización, conectará con una fuerza, pasión y carácter que le hará brillar como nunca antes y convertirse en el líder que todos llevamos dentro.
Acabo esta entrada con dos extractos sensacionales del libro de Frankl. El primero hace referencia a qué puede ocurrir si el Propósito, si la búsqueda de sentido, no dirige nuestra vida:
‘Al comienzo de la Historia, el hombre perdió algunos de los instintos básicos que rigen la vida del animal y le confieren seguridad; una seguridad que, como el paraíso, le está hoy vedada para siempre: se ve forzado a elegir. Además, en las últimas épocas del progreso actual, el hombre ha sufrido otra pérdida nuclear: las tradiciones. Las tradiciones cumplían la misión de contrapeso de su conducta, y ahora se diluyen en la sociedad moderna a pasos agigantados. Carece, pues, de instintos que le impulsen a determinadas conductas, y ya no conserva las tradiciones que le indicaban los comportamientos socialmente aceptados; en ocasiones ignora hasta lo que le gustaría hacer. En su lugar, desea hacer lo que otras personas hacen (conformismo), o hace lo que otras personas quieren que haga (totalitarismo).’
Y este segundo párrafo sobre el hecho de que el sentido debe estar en línea con servir a los demás, a la vida:
‘Al declarar al hombre un ser responsable y capaz de descubrir el sentido concreto de su existencia, quiero acentuar que el sentido de la vida ha de buscarse en el mundo y no dentro del ser humano o de su propia psique, como si se tratara de un sistema cerrado. Ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea realizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuanto más se olvida uno de sí mismo –al entregarse a una causa o persona amada- más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades.’
Si te parece sugerente lo leído hasta aquí no dejes de leer este imprescindible libro. Y si no te parece sugerente, léelo también porque el fallo ha sido mío al escribir esta entrada. También te recomiendo ver esta inspiradora conferencia de Simon Sinek (18 minutos) sobre la importancia del Propósito o el ‘para qué’ en el liderazgo.
Sé feliz, P.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR