“Pensamientos para mí mismo” son breves reflexiones inspiradas en el Estoicismo que, puestas negro sobre blanco, me ayudan en la costosa integración en mi día a día de comportamientos para ser una mejor persona y para tener una vida más dichosa. En su primera entrada puedes conocer mejor el porqué y contexto de esta serie.
Sin más, aquí va la siguiente reflexión:
No te permitas desear aquellas cosas materiales que son lugares comunes entre las masas, o aquellas que la publicidad o el marketing nos hacen creer que ‘necesitamos’. Tus verdaderas necesidades son pocas, y la mayor parte de ellas están bastante cubiertas si vives en una sociedad desarrollada.
Evita tu quiebra económica o la de tu familia por perseguir necesidades artificiales o tratando de conseguir posesiones triviales. La preocupación, y peor aún la obsesión, por adquirir mayor riqueza material de la necesaria tiende a provocar ansiedad, angustia, envidia, frustración y otros estados psicológicos negativos que te harán desgraciado.
El dinero tiene usos legítimos. No debes negarlos, ni caer en la presunción de mostrar tu (irreal) desprecio por él. El dinero es simplemente un bien instrumental. Su virtud radica en su utilidad, en el uso que le des.
Tenerlo o no tenerlo no te hace más sabio, ni más virtuoso, ni más admirable. No envidies a los que tienen más, ni te compadezcas de los que tienen menos. No puedes deducir nada sobre el carácter de nadie, sobre su integridad, sobre su valía o consideración por lo que refleje su cuenta bancaria.
¿En qué te basas para evitar al sin techo o al que no tiene un duro? ¿Cuáles eran las posesiones de Diógenes de Sinope? ¿Y las de Sócrates? ¿Dónde escondían sus riquezas Jesucristo, Buda, Francisco de Asís, Van Gogh, Marie Curie, Rosa Parks, Gandhi…? Gracias a todos ellos el mundo en el que vives es hoy un lugar mucho mejor.
Es el uso virtuoso del dinero lo que determina su valor. Es un uso virtuoso utilizarlo para conseguir bienestar para ti o para los demás. En ausencia de un uso sensato es mucho mejor utilizarlo para alimentar una hoguera.
El dinero no es algo que deba ser idolatrado, pero tampoco ignorado o despreciado. Aunque tú quizá sufras relativamente poco su escasez en un momento dado, no debes suponer que tus seres queridos son igualmente inmunes a las vicisitudes financieras. No des por sentado que los demás comparten tus valores y tu presunto desinterés ascético por el bienestar material.
Eres responsable de proteger personas reales, no idealizaciones.
El apego psicológico o emocional a cosas que no son necesarias para una vida satisfactoria es, te guste o no, bastante común en nuestros días. Si tus seres queridos fueran sabios no necesitarían ninguno de tus esfuerzos. Si fueras tú el sabio, tampoco necesitarías esforzarte demasiado.
Acepta como es cada uno, sin pretender que sean como debieran ser. Recuerda que tú eres el primero que está lejos de ser como debieras ser.
Nunca permitas que disputas sobre el dinero siembren enemistad en tu familia o entre tus amigos. Si alguna de esas tensiones emerge, olvídate inmediatamente de cualquier argumento en el que hayas pensado sobre el tema.
No importa que tu argumento sea cierto o justo, o que tu pariente o amigo esté movido por la avaricia o la malicia. Si así fuera, ya tiene bastante con su auto-castigo. Ha cometido el error de valorar más el dinero que la familia o la amistad. No lo cometas tú también.
No te degrades a ti mismo peleando contra tu familia o amistades por algo tan insignificante como una herencia o el control sobre una propiedad material. No puedes sentirte sin culpa si participas en una discusión tan vulgar e innoble que dañe a la familia o amistad. ¡Avergüénzate si llegas a caer tan bajo!
Cuídate, P.
Otras entradas de la serie:
Pensamientos para mí mismo I: competencias cruciales para el éxito
Pensamientos para mí mismo II: sobre la naturaleza humana
Pensamientos para mí mismo III: el éxito o el fracaso no dependen de ti. Ser una persona honorable, sí.
Pensamientos para mí mismo IV: ¡no seas botarate, cuida tu cuerpo!
Pensamientos para mí mismo V: no te preocupes por ser respetado
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4 Comments
¡Genial Pablo!
Difícil deslindar cuando trabajamos con directivos de empresas especialmente competitivas y aguerridas en su cultura. Diferenciar a la persona de su rol es el punto de partida para que puedan tener razonamientos, valores y elecciones claras. La identificación con las cosas, especialmente el dinero, y el apego consiguiente, impiden tener una vida eudaimónica.
Gracias
Gracias por tu contribución, Ximo. Abrazo, P.
Gracias Pablo
es un estupendo recordatorio. Un abrazo
Gracias a ti, Pilar. Abrazo, P.