“Pensamientos para mí mismo” son reflexiones breves inspiradas en el Estoicismo que, puestas negro sobre blanco, me ayudan en la costosa integración en mi día a día de comportamientos para ser una mejor persona y para tener una vida más dichosa. En su primera entrada puedes conocer mejor el porqué y contexto de esta serie.
Sin más, aquí va la siguiente reflexión:
Deja que los avaros, los codiciosos y todos los adoradores del dinero sufran su pesar enfermizo. Es parte de su destino. El ladrón sigue siendo ladrón tanto si es arrestado, juzgado y condenado por ello como si no. Esta es la esencia de la idea de Karma en la filosofía oriental.
El ladrón, el defraudador, el tramposo, el estafador pueden no recibir su merecido en términos de privación de libertad o de censura pública, pero no pueden escapar a sufrir el carácter que los retrata.
La economía no es más que el intercambio de dinero, de bienes y servicios, por todo el planeta, que se convierte en un enorme mercado. Y ello, en general, contribuye a aportar valor para la sociedad. Sin embargo, parte de ese dinero es movido por delincuentes. Es inevitable. Es naturaleza humana.
Si no eres uno de ellos, el movimiento de dinero no te embrutece.
¿Has tenido alguna pérdida económica o algún incidente, incluidos estafa o engaño, que te ha hecho perder dinero? Sucede cada día. No es algo nuevo. Montones de personas pierden dinero regularmente; y muchas otras son estafadas. No está previsto que conserves tu dinero siempre, ante cualquier circunstancia.
Y cuando mueras (que sucederá más pronto que tarde), dejarás todo tu dinero atrás, aquí entre los vivos. ¿Te preocupa morir con unos cuantos euros menos? Si ello tiene hoy un impacto negativo en tu tranquilidad mental, en tu serenidad y bienestar, entonces tienes un problema mayor que el de la pérdida económica.
Si tu razonamiento es que es mejor dejar más dinero para tus herederos, entonces piensa bien si eso es lo que realmente necesitan, lo que más les conviene.
No te degrades con la obsesión por el dinero. La pasión por el dinero está en la raíz de muchos males, y es una trampa que el virtuoso debe aprender a evitar. La riqueza no merece ser adorada. El impulso por acumular está conectado a la mezquindad, a la pequeñez de espíritu y a la ramplona obsesión por perseguir cada vez más control sobre lo material. Nada de ello constituye un objeto recomendable de tus motivaciones e intereses.
No tiene sentido que anheles tener nada de lo que no tienes, con la excepción de sabiduría. En lo que respecta al mundo material, te degradas a ti mismo si codicias cualquier cosa que no poseas.
Cuán débil e indigente puedes llegar a ser si te permites sufrir por ansiar cualquier baratija, una mayor cantidad de dinero de la que posees o cualquier lujo innecesario. Cuán dañina y desagradecida es la insistencia en querer tener más de lo que te ha sido otorgado.
Si vives en un país desarrollado, como sin duda lo es España, la mayor parte de las cosas que necesitas se te han facilitado en abundancia. Deberías avergonzarte de anhelar más de lo que tienes. Y deberías sentirte aún más avergonzado por no apreciar todo lo que no necesitas, ni valorar todo lo que se te ha dado sin ganarlo.
¿Quieres obtener más riqueza? Eso está bien siempre que sea instrumental para algo, no un fin en sí mismo. Siempre que sirva para generar mayor bienestar. Y siempre que tus deseos estén guiados por el dictado de la razón.
Porque en el momento que empieces a culpar a alguien o a algo por tu propia debilidad e insuficiencia acabarás por convertirte en un lastre para los tuyos, para la sociedad, en una plaga para el planeta. Si llegara ese momento, deja de quejarte lo antes posible y ponte a trabajar.
Cuídate, P.
Otras entradas de la serie:
Pensamientos para mí mismo I: competencias cruciales para el éxito
Pensamientos para mí mismo II: sobre la naturaleza humana
Pensamientos para mí mismo III: el éxito o el fracaso no dependen de ti. Ser una persona honorable, sí.
Pensamientos para mí mismo IV: ¡no seas botarate, cuida tu cuerpo!
Pensamientos para mí mismo V: no te preocupes por ser respetado
Pensamientos para mí mismo VI: dinero y carácter (1/2)
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