Todos tenemos una sombra, como compartí en esta entrada anterior. Decía Jung que cada uno de nosotros proyecta una sombra tanto más oscura y compacta cuanto menos encarnada se halle en nuestra vida consciente. Y agregaba que esta sombra constituye, a todos los efectos, un impedimento inconsciente que malogra nuestras mejores intenciones.
La clave es, pues, cómo hacer esta sombra lo más pequeña posible. Imagina que estás justo bajo un haz de luz muy potente. Si realmente estás justo debajo del foco, totalmente iluminado, entonces no tendrás sombra o esta será insignificante bajo tus pies. Y si empiezas a alejarte de ese haz de luz sobre ti verás como tu sombra se irá haciendo más larga.
Así funciona también nuestra sombra psicológica. Cuanta más consciencia tengas sobre quién eres y cómo funcionas, cuanto mayor autoconocimiento y mayor iluminación alcances más pequeña será la sombra. La conocerás bien, la aceptarás y estará integrada sin molestar. Por el contrario, cuanto más reducido sea tu autoconocimiento, cuanta menos consciencia real tengas de quién eres a nivel profundo, cuanto mayor sea tu ego, mayor será tu sombra.
¿Y cómo puedo saber que algo forma parte mi sombra si esta es inconsciente? Es una de las preguntas habituales y muy razonables de mis clientes cuando les introduzco el trabajo con la sombra. Cuando el comportamiento de otra persona no se ajusta a tus valores o principios pero no te inquieta mucho, no te llega a molestar, entonces ello tiene muy poco que ver con tu sombra. Es más, es posible que hasta sientas aceptación, comprensión o compasión por esa persona. Y estos sentimientos no implican que dejes de actuar con determinación con esa persona si es lo procedente.
Pero si alguien hace algo que realmente te irrita, te molesta y te saca de quicio puedes apostar a que ese comportamiento forma parte de tu sombra. Existe una probabilidad alta de que tú seas así en algún grado, aunque te cueste mucho aceptarlo. Igual que un proyector toma una imagen y la proyecta en una pantalla, tú estás proyectando tu rabia, tu ira, tu frustración en otra persona.
Me confesaba un cliente que no soportaba a la gente arrogante, prepotente, que con ese comportamiento llegan hasta agredir, a herir los sentimientos de los demás. Este tipo de personas le sacaban de quicio y no podía evitar sentir desprecio hacia ellas. Este es un indicio perfecto para explorar la arrogancia en ese cliente.
Carl Jung decía que cuando ocurre algo fuera de nosotros, sea el comportamiento de una persona o un colectivo, que no podemos evitar juzgar con severidad, que nos altera y causa rabia o enfado, esa reacción esté posiblemente más relacionada con nosotros mismos, con algo nuestro, que con esa otra persona o colectivo.
Otros indicadores o pistas para trabajar nuestra sombra pueden ser:
Lo más inquietante es que a menos que te pongas en serio con el trabajo de tu sombra te la vas a encontrar de modo desagradable por todos los sitios. Te seguirá constantemente y saltará en cualquier momento cuando menos te lo esperes. Es más, incluso hará que atraigas personas o situaciones que no serán de tu agrado… hasta que aprendas esa lección y puedas seguir tu camino.
Decía Sócrates que una vida que no se cuestiona no merece ser vivida. Y yo me atrevo a añadir que si eliges no cuestionarte mucho tu vida es mejor que no te dediques a un trabajo que implique tener responsabilidades sobre otras personas. Y el trabajo de la sombra requiere coraje para cuestionarte seriamente.
Requiere asumir, al menos como hipótesis, que aquello que detestas en otros es muy probable que forme parte de ti. Si lo asumes como hipótesis, quizá empieces a aceptarlo y a integrarlo; y si ves que tus reacciones ante ese tipo de comportamientos son más atemperadas es que vas por el buen camino.
¡Si todo fuera tan sencillo! Si en algún lugar existieran personas acechando para perpetrar iniquidades bastaría con separarlos del resto de nosotros y destruirlos. Pero la línea que divide el bien del mal pasa por el centro mismo del corazón de todo ser humano. ¿Y quién está dispuesto a destruir un solo fragmento de su propio corazón? Alexander Solzhenitsyn.
Cuídate, P.
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1 Comment
Maravilloso, gracias Pablo, el ultimo parrafo de Alexander Solzhenitsyn es demoledor.
La aceptacion de esa sombra de esa parte no resuelta de cada uno de nosotros siendo las relaciones con nuestro entorno los espejos que nos la muestran es uno de los caminos de autoconocimiento, la aceptacion de esa imagen en esos espejos es el trabajo el camino.
Muchas gracias por compartir, cuidate.