Uno de los temas fundamentales sobre los que Marco Aurelio, el emperador filósofo, reflexiona en sus recomendables diarios es acerca de la eterna naturaleza cambiante del universo, sobre la brevedad de la vida y la aceptación de la muerte. Asunto común en todo el pensamiento estoico. También en Séneca y Epicteto encontramos recurrentemente el tema.
Para mí es algo importante sobre lo que debe profundizar cualquier directivo que desee desarrollar cierto nivel de sabiduría. El estoicismo nos enseñan que debemos actuar con diligencia para tener nuestros asuntos en orden y aprovechar nuestra efímera existencia para vivir bien.
Vivir bien para los estoicos era, como para su referente Sócrates, llevar una vida virtuosa, hacer el bien. Ese es el medio para una vida dichosa.
En sus diarios, Marco Aurelio reflexionaba sobre nuestro temor al cambio, incluyendo el temor a la muerte, y nos confronta diciendo:
“Obra, habla y piensa siempre como si estuvieras a punto de salir de esta vida… ¿Qué es la muerte?… ella es únicamente la obra de la naturaleza. Y sería harto pueril atemorizarse de un efecto natural… No es solamente una acción de la naturaleza, sino una operación muy conveniente.”
“Así, la vida más larga y la más corta resultan lo mismo. El presente es de igual duración para todos… Lo único que se nos escapa es el instante presente, pero nunca el pasado o el porvenir: ¿acaso se le puede quitar a uno lo que no tiene?”
Es una propiedad de la naturaleza que las cosas cambien constantemente. Que lo viejo se convierte en lo nuevo. Que lo que ya no es útil se convierta en lo útil. Nada que esté de acuerdo con la naturaleza puede ser malo. Simplemente es. Y eso incluye cualquier cambio, y la muerte, por supuesto.
La muerte con tema recurrente en los estoicos no tiene una connotación pesimista, depresiva podríamos atribuirle hoy. Más bien al contario, tener presente la naturaleza cambiante de todas las cosas y nuestra inevitable finitud, y saber que además puede llegar en cualquier momento, es una motivación para vivir con intensidad mientras podamos, para desarrollar nuestra valentía y atrevernos a hacer cosas arriesgadas, puesto que no hay ni tiempo ni reputación que perder.
Es el conocido Memento Mori (recuerda que eres mortal) que caracteriza el pensamiento estoico. Tomemos consciencia de que el final de nuestra vida está cerca, sabiendo que puede ser en cualquier momento, y no pospongamos nada.
También es un modo de desarrollar la humildad. En la antigua Roma, cuando las tropas victoriosas desfilaban entre la multitud celebrando un nuevo triunfo, la mayor parte del público se fijaba en el victorioso general al frente, uno de los lugares más codiciados en la época, y bien conocido por Marco Aurelio.
Pues bien, detrás de ese general pocos se percataban del ayudante que le susurraba repetidamente al oído ‘recuerda que eres mortal’. ¡Menudo recordatorio para estar oyendo en ese momento de gloria y victoria!
Recordatorios similares son recogidos en otras fuentes. En los primeros textos budistas aparece el término mara?asati, que se puede traducir como ‘recuerda la muerte’. En el sufismo también se daba la práctica de frecuentar las tumbas para ser conscientes de la mortalidad.
Pues son recordatorios como este los que muchos necesitamos oír en nuestras vidas. Ni que decir, de los altos directivos al frente de grandes compañías. Ellos más que nadie dada la tensión, soledad y adulación o ausencia de crítica en la que suelen vivir. Porque muy a menudo, nuestro ego o nuestra ignorancia nos hacen evitar todo aquello que nos recuerde la realidad de nuestra falibilidad, de nuestra finitud y de nuestra futilidad.
Cuídate, P.
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8 Comments
Carpe diem quam minimum credula postero memento mori, gracias Pablo, un lujo tus semillas, esta en concreto me hace reflexionar sobre lo futil y efimero que es la obra el hombre en su devenir por este transito, para mi la verdadera obra es la interior, el desarollo del alma del plano espiritual, de facto pensar que estamos aqui unicamente para obras terrenales o para perpetuar nuestro recuerdo o legado en el tiempo es bastante ilusiorio, todas las grandes civilizaciones y lideres mundiales se han diluido en el tiempo tan solo nos queda lo que se nos ha transmitido desvirtuado por la subjetividad de los transmisores las obras, pensamientos, etc, estamos aqui para servir, para hacer todo el bien que podamos de forma incondicional y anonima, lo demas es ego.
Pablo ya lo sabes pero no tengo problema en expresarlo publicamente, eres de esas personas que hacen este mundo un poco mejor, gracias por compartir.
Gracias, Alfonso. Somos muchos, tú incluido, los que intentamos hacer el mundo un poco mejor. Abrazo, P.
Me gusta mucho esta entrada, Pablo, hace reflexionar… Vivamos cada día con sentido y según nuestro propósito vital. Disfrutemos de la efimeridad del presente, ya que incluso cuando hemos dejado de pronunciarlo, es pasado.
Feliz día
Muchas gracias, Fran. Recuerdos por Tempe.
Desde mi visión sistémica, la muerte no puede ser entendida como otra cosa que lo que tu comentas. Y cuando una persona (y si tiene cargo de responsabilidad más aún) entiende esto, la transformación que genera a su alrededor mueve mucho y a muchos.
Gracias por tus aportes Pablo, Un saludo.
PD: memento mori 🙂
Gracias, Jordi. Por cierto, ¡Feliz Sant Jordi! 😉
Muchísimas gracias por esta entrada. Un tema recurrente en mis reflexiones, en mi intento de crecimiento personal, así que agradezco lecturas como ésta que me ayudan. Qué interesante la idea de que da igual si la vida es larga o corta porque el presente es de igual duración para todos.
Gracias a ti, Raquel.