El pasado 19 de junio, mi amigo Joan Clotet me invitó al primer episodio de su podcast Humanismo Digital para conversar sobre el poder de las preguntas. Fue mi primer podcast grabado nunca y disfruté mucho de esa experiencia (solo unas semanas más tarde vinieron dos más). Puedes escuchar nuestra conversación en los enlaces que dejo aquí:
Ivoox: https://www.ivoox.com/52228579
Spotify: https://cutt.ly/VdJs8n9
Apple Podcasts: https://cutt.ly/ldJs58q
Google Podcasts https://cutt.ly/XdJdr05
También te dejo a continuación la transcripción completa de nuestra conversación.
Es difícil definirse con pocas palabras. Me considero un buscador, un buscador de sentido, un buscador de conocimiento, un buscador de entender cómo funciona el ser humano, cómo funciona el mundo y cómo lo podemos hacer mejor. Podría resumir mis 30 años de experiencia profesional como un proceso de búsqueda permanente.
Enorme, fundamental. Podría dividir mi vida profesional en 3 tramos. Cuando era más joven, en mi década de los 20, para mí lo importante era buscar conocimiento, saber más. Son los años de universidad, acabé la carrera de psicología y me quedé de profesor ayudante en la universidad; a la vez, me abría camino en el mundo de recursos humanos y estaba obsesionado por adquirir conocimiento y mejorar mis competencias técnicas y diferenciarme en el mercado de trabajo.
En la década de los 30, me doy cuenta de que no son tan importantes los conocimientos en sí, sino hacerte las preguntas adecuadas para conseguir los conocimientos adecuados. Una manera de ponerlo es distinguir entre dos tipos de problemas. Hay problemas que son más como un rompecabezas o un crucigrama, que son problemas técnicos, donde hay tensión. Pero sabes que tienen solución.
Sin embargo, hay problemas más misteriosos, que son problemas adaptativos, que no tienen una solución clara, definida o concreta. La resolución del problema conlleva que te hagas las preguntas adecuadas, si es posible compartidas con otros, y de modo interactivo te vas acercando a resolver ese misterio. Y eso es de lo que tomo consciencia sobre la importancia de las preguntas en mi década de los 30.
En la década de los 40, ha sido clave lo de poder compartir esas indagaciones o esas preguntas con más personas. Es la década del crecimiento de mi propia compañía, AddVenture, donde somos 10 personas en el equipo clave, y hemos creado una comunidad de indagación en acción, haciéndonos más preguntas y apoyándonos unos a otros, desafiándonos en las cosas que damos por supuesto. Las preguntas hoy son parte fundamental de mi vida.
Lo conecto con algo que hemos hablado antes, la vulnerabilidad. Primero, es fundamental con la curiosidad. Es algo que tenemos desde que nacemos, pero que vamos perdiendo en el proceso de socialización. Las preguntas poderosas surgen de la curiosidad y de la humildad que te permite mostrar vulnerabilidad, humildad para reconocer que no sabes, del interés genuino por conocer al otro. Las preguntas poderosas lo son para el receptor, no para el emisor.
Las preguntas poderosas son aquellas que desafían tu sistema de creencias, que desafían aquello que tú das por sentado, que crees, y si tienes la apertura y la humildad para dejarte desafiar, te transforman y cambias quien eres y cambia la percepción de ti mismo, del mundo y de las relaciones.
Si nos ceñimos a las preguntas, el clásico por excelencia en nuestra tradición occidental es Sócrates. Es considerado el referente como sabio ideal (aunque en el fondo no exista ser humano que pueda ser referente ideal en nada). A él se le atribuye la creación del método mayéutico, que consiste en que una persona descubra conocimientos por medio de preguntas. No deja de ser interesante que el padre de Sócrates era escultor y su madre era comadrona, es decir ambos alumbraban creaciones.
Lo más importante de este método, que para mí es el fundamento del coaching, es que Sócrates ya creía que el conocimiento ya está dentro de nosotros. Que hay una especie de consciencia colectiva y experiencia de generaciones pasadas que está dentro de nosotros y que se trata de alumbrarla mediante las preguntas.
Esta es la primera referencia que yo daría. Hay clásicos más modernos, también. Hace 30 años en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey. El quinto hábito es “Busca primero entender, y después ser entendido”. Todos tenemos la necesidad de ser entendidos, comprendidos, es uno de los sentimientos más intensos que tenemos los humanos. Pero solo mediante una actitud de indagación y escucha puedes llegar a comprender a los demás.
Lo primero es volver a recuperar, desarrollar o trabajar la curiosidad. Interesarte auténticamente por saber cosas, por descubrir; lo que tienen los niños. A base de hacerte preguntas, desafiando tu sistema de creencias, dudando de las certezas que tienes. Y después, atreverte a hacerlo con otros, y por tanto trabajar la humildad para decir “no sé”.
En el entorno organizativo, lamentablemente está sobrevalorado el saber muchas cosas, decirle a los demás lo que tienen que hacer, mostrarte seguro y confiado, y demostrar que sabes. Hace falta más humildad para plantarte y decir no sé. Es fácil ser humilde ante un científico, ante un artista, un escritor muy reconocido… Sin embargo, la humildad ante tus iguales, ante tus colaboradores, esa es mucho más difícil de desarrollar. Ponerse delante de tus colaboradores o pares y decir no sé, quiero saber, qué pensáis vosotros.
La verdad es que yo creo que siempre estamos en tiempos de incertidumbre. Lo que pasa que, en situaciones con la actual, con el COVID-19, el confinamiento, la pandemia, tomamos más consciencia de ello. Pero para mí es un error creer que una vez pasado esto no habrá incertidumbre. Siempre la ha habido en la historia y siempre la habrá.
Y para mí la manera de plantearse preguntas en la incertidumbre es desde la curiosidad, desde el no-saber, desde pensar que casi todos los retos que tenemos en las empresas y en la vida son retos adaptativos, son más misterios para resolver, donde es más importante las preguntas que te vas haciendo que las respuestas que obtienes.
Por ejemplo, puedes ver la serie sobre los aprendizajes del confinamiento en LinkedIn de mi amigo y socio Daniel Poch. Al final de cada entrada, lo que queda es una pregunta; Daniel no está seguro aún de los aprendizajes que ha tenido y de cómo seguir, cómo avanzar. Yo me veo reflejado en muchas de esas cuestiones que él hace, porque de hecho las hemos compartido dentro del equipo de AddVenture.
Entonces, cuando tenía 20 años yo pensaba que lo que necesitamos son certezas, conocimientos y soluciones; con 50 me doy cuenta de que son las preguntas realmente las que nos permiten avanzar. En momentos de incertidumbre, lo que nos queda es cómo podemos ser mejores, cómo puedo aprender yo en esta situación, qué puedo hacer hoy por los demás.
El estoicismo tiene un ejercicio, que es la “revisión del día”, para hacer cada noche: ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué puedo hacer mejor mañana? Solo hacer esta reflexión cada día es algo que te va a permitir lidiar mejor en tiempos de incertidumbre; y compartir siempre que puedas con otras personas con curiosidad, y promover esta curiosidad en tu equipo.
Tú conociste a uno de mis grandes maestros, Bill Torbert, y lo que nosotros estamos promoviendo en AddVenture es crear lo que él llama una comunidad fundacional de indagación en acción, de hacernos preguntas oportunas a aquello que está ocurriendo en este momento. Y yo soy un promotor de que creemos en la familia, en el trabajo, con los amigos, comunidades de indagación en acción; eso es lo que necesitamos para prosperar en tiempos de incertidumbre.
Me inspirar muchas personas, en el día a día, lo que pasa que no son conocidas. Cada vez disfruto más el darme cuenta, el ver actitudes y valores que admiro en otras personas, y por tanto admiro a esas personas. A nivel de personajes conocidos por todos, tú me has oído historias de Mandela, de la Madre Teresa, de Gandhi, Sócrates, Pitágoras, Zenón de Citio y un discípulo suyo, o la triada más conocida del estoicismo romano, Epicteto, Séneca, el emperador Marco Aurelio.
También en el deporte, Pau Gasol, Amaya Valdemoro, Miguel Indurain, Rafa Nadal, otros españoles como Ramón y Cajal, Dalí, Rodríguez de la Fuente, con su pasión por la naturaleza, los animales…; también admiro a personajes más controvertidos, admiro a cantantes como Raphael o Julio Iglesias, ¡qué frivolidad!; pero piensa en Julio Iglesias, yo admiro el coraje, la determinación, la pasión, la persistencia para construir una carrera profesional como cantante tan reconocida a nivel internacional, eso no ocurre por casualidad, y a mí me parece admirable.
Por poner también mujeres, ha habido en España intelectuales como Clara Campoamor, Emilia Pardo-Bazán, Concepción Arenal, quien en el siglo XIX fue la primera mujer en ir a la universidad en España, y para ello tuvo que disfrazarse de hombre. Eso sí que es pelear por el feminismo, es admirable. Admiramos a aquellos que son ejemplos de valores que son importantes para nosotros. Yo te admiro a ti, Joan, por tu pasión y por la curiosidad que he visto en ti a lo largo de todos estos años.
Por ejemplo, durante este confinamiento, me parece admirable 4 trabajadores jóvenes, emprendedores que tiene un pequeño gimnasio en la zona donde vivo y al que yo voy, que tuvieron que cerrar por el confinamiento, y ver cómo movieron todo lo que pudieron, hacerlo online, empezaron a grabarse por vídeo, sesiones por Zoom en directo, para seguir dando su servicio a nosotros, a sus clientes, yo lo disfrutaba, esto es liderazgo, es admirable la pasión, la determinación, el espíritu de lucha… no hace falta irse a grandes personajes de la historia. Lo que pasa que esos personajes de la historia están más trabajados, hay más cosas sobre ellos, hay biografías y son fuente de inspiración y aprendizaje para todos. Pero de nuevo, una pregunta potente es ¿quién te inspira? ¿a quién admiras que está alrededor de ti? Y, además, ¿por qué no se lo haces saber más? ¿por qué no das ese reconocimiento, ese agradecimiento por lo que están haciendo?
No podría escoger solo una. Me viene una ahora. Hay muchas que más que me han impactado, que han cambiado quién soy yo hoy, que me han transformado literalmente. Y hay una que es:
¿Estoy jugando a ganar o estoy jugando a no perder?
No desde un punto de vista competitivo. Sino que es una pregunta que te confronta con las dos fuerzas internas más relevantes que gobiernan nuestra vida.
O nos conectamos con nuestro propósito, con nuestra intención de contribuir, de aportar valor a los demás, de ser mejores personas y profesionales y desde ahí mejorar el mundo; o conectas y te dejas llevar por el temor y la insuficiencia que todos sentimos, por el miedo al rechazo, a ser excluidos, a no ser suficientemente buenos…
Y en todo proyecto que emprendemos, esas dos fuerzas están presentes. Cuando te planteas que vas a crear tu propia empresa o proyecto profesional como tú estás haciendo ahora, cuando te planteas que quieres vivir de otra manera, en un lugar más tranquilo, más en contacto con la naturaleza, cuando dices quiero escribir un libro, o empezar un blog, o un podcast como este, cuando te planteas que te quieres poner en forma y alimentarte mejor… siempre esas dos energías están debajo, subyacentes en tu comportamiento.
Podría definir mi vida, mi trayectoria, como la tensión permanente por vivir una vida más conectada con mi propósito, con hacer cosas que realmente deseo y me aportan, con ir construyendo visiones de un futuro mejor para mí, y por otro lado vivir una vida más condicionada por la búsqueda de la seguridad, por no llamar la atención, por no arriesgar y no pelear por descubrir quién soy y quién puedo llegar a ser.
Ante cualquier reto, desafío o iniciativa que emprendas, pregúntate si estás jugando a ganar o estas jugando a no perder. Esa pregunta ha cambiado mi vida y creo que la va a seguir estimulando y cambiando aún más.
Viene en el libro Play to Win! Choosing Growth Over Fear in Work or Life. Larry Wilson. 1998.
También hay muchas. Una es la del propósito, que tú y yo hemos trabajado juntos con montones de líderes de Ferrovial, y es ¿cuál es tu contribución en este mundo? ¿Qué le da sentido a tu existencia? Otra es ¿Qué te aporta vitalidad? Haz más cosas que te aporten vitalidad. A mí me aporta vitalidad aprender, leer, jugar con mi hija Cloe, el contacto con la naturaleza, esta conversación contigo me aporta vitalidad… ¿qué le da sentido a mi vida?
El ser humano existe desde hace 100.000 años, y nosotros solo tenemos 80, 90, 100 años a lo sumo, quizá menos, y la pregunta es qué le da sentido a mi pequeña existencia en este planeta.
Hay otra pregunta que estamos sosteniendo en la comunidad de AddVenture desde hace ya meses y es ¿qué es una buena vida?
Y si no nos queremos poner tan profundos, revisión del día estoica. Acaba cada día con ¿qué podría haber hecho hoy mejor? y ¿qué he aprendido que me servirá para mañana?
Que lo siento mucho por él. Que si tú no te haces preguntas estás condenado a vivir la vida que otros te digan que vivas; estás condenado a mantenerte en la prisión de las creencias que has ido adquiriendo durante toda tu vida, del contexto en el que has estado, te estancas. Estás condenado a la pasividad y a vivir la vida que otros te imponen.
La capacidad que hoy se da con la tecnología para hackear lo que pensamos, para meter en nosotros creencias que ellos quieren meter, solo puede ser contrarrestado con una actitud indagatoria con respecto a todo, hacerte preguntas sobre qué es cierto y qué no es cierto, en qué puedo estar equivocado; y gran parte de la radicalización que estamos viviendo hoy en la sociedad viene por aferrarnos sin cuestionarnos a sistemas de creencias que nos imponen otros.
Cuando yo estaba en la universidad, pensaba que, a mi edad actual, ya tendría algunas certezas claras; y ahora me doy cuenta de que ni las necesito. Lo que pasa que es incómodo vivir así, ya sé que es más cómodo vivir teniendo certezas. Pero no es así la vida, desde mi punto de vista.
Renunciar a hacerte preguntas significa renunciar a dos cualidades humanas que son fundamentales para una existencia en plenitud: la curiosidad y el anhelo de aprender. Tú eres para mí un ejemplo para mí de ambas, así que sabes muy bien de lo que estoy hablando.
Lo que pasa que para muchas personas significa bajar de un pedestal. Vuelvo al entorno empresarial, los directivos, los líderes, los políticos, deben asumir la humildad para preguntar desde el no saber. Hay muchas preguntas, sesgadas y tendenciosas, para reforzar lo que ya sé, para que otros me den la razón en lo que ya conozco, o incluso para mostrar a otros que no saben. Hacen falta más líderes en lo cotidiano que se hagan preguntas desde la curiosidad, desde la humildad, y desde el interés genuino por conocer al otro y a uno mismo.
Ahí me vas a permitir volver al estoicismo. Una de las mejores enseñanzas que yo he obtenido del estoicismo es la dicotomía del control. Para alcanzar bienestar, plenitud, paz interior… ellos le llamaban Eudaimonia, yo prefiero llamarle paz interior, mantenerte sereno, ese es mi anhelo, debes enfocarte en distinguir entre lo que puedes controlar y lo que no puedes controlar.
Con lo primero, lo que puedes controlar, enfócate en ello, es tu comportamiento, tus pensamientos, tus creencias, tus conocimientos, tus actitudes, enfócate en ello para conseguir todos lo que puedas, para ser mejor cada día, para poder aportar más cada día. Con respecto a lo segundo, lo que no puedes controlar, lo que va a ocurrir con la economía, si va a haber un rebrote ahora en otoño o en invierno, si vas a perder el trabajo o no, procura desarrollar una actitud de aceptación serena, de entender que ello va más allá de tus posibilidades y que no hay nada que puedas hacer.
Porque de lo contrario caes en el victimismo, en la depresión, en la angustia constante, y eso imposibilita que puedas crecer y desarrollarte, y desplegar todo tu potencial en aquello que sí puedes controlar.
Cuídate, P.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR